| viernes, 20 de agosto de 2004 | cartas Viajes a Bariloche Tengo una hija de 17 años que a pesar del grupo (que la quiere mucho) y va bien, no quiere ir a Bariloche. Ella dice que es una locura pagar 1.300 pesos por un viaje. Por ejemplo el alquiler de un traje de nieve, para los que viven en Bariloche sale 15 pesos, para ellos entre 80 a 150 pesos y podría decir más. Pero, según dicen, la rara es ella, junto a otros tres o cuatro que hacen esta opción. ¿Ellos son los raros o los coherentes? Porque los mismos padres y toda la sociedad miran de espaldas, sacan plata de donde no tienen, venden fideos, arman polladas, todo para que el nene o la nena disfruten. ¿De qué? ¿Para qué? Y nosotros no somos capaces de ofrecer otras opciones. Realmente, es una maquinaria tan bien montada que es la lucha de David contra Goliat. ¿Qué será de estos chicos después? El que termina es muy difícil que consiga trabajo, y el que puede estudiar "lo que le espera" un hábito que la escuela muy difícilmente puede proponer, digo proponer porque en 3er año de Polimodal nadie estudia, porque está Bariloche. Hasta nos cuesta armar campamentos en primero de Polimodal porque ya están juntando plata para Bariloche. Simplemente quiero decir esto: ¿en qué andamos los padres que empujamos todo esto?... ¿dónde están los valores? ¿Por qué cuesta tanto armar un grupo solidario para atender chicos adictos o chicos con hambre? Sigamos alimentando y promocionando Bariloche y pronto, muy pronto, tendremos jóvenes o adultos que no tengan dónde apoyar su cabeza, dónde trabajar, dónde estudiar... ¿Por qué? Porque son jóvenes sin ideales, sin metas. La única meta es "pasarla bien". No pensar, no tener un proyecto de vida. La nada, la cultura de la muerte... el vacío existencial.
María Cristina Sgariglia
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