 | lunes, 16 de agosto de 2004 | Un frágil Papa sufre para terminar la misa en Lourdes
El Papa Juan Pablo II concluyó ayer en muy mal estado su visita al santuario milagroso de Lourdes y luchó con voluntad de hierro para finalizar un sermón con el objetivo de alentar a otros que sufrían a su alrededor. Una multitud de unos 200 mil devotos escuchaban sus palabras desde un terreno en la orilla del río Gave, a la sombra de la basílica construida sobre la gruta donde se dice que la Virgen María se apareció a la pastorcilla Bernadette Soubirous en 1858. Lo animaron como si fueran entrenadores alentando a un atleta que está atravesando problemas cuando sus palabras vacilaban y se quedaba sin aliento. En un momento se escuchó que murmuró en polaco "ayúdenme", y después dijo "tengo que terminar". Un asistente le llevó agua en un vaso de plástico y finalizó el sermón. La enfermedad y fragilidad del Papa de 84 años ha sido muy evidente en este viaje, el 104 de su pontificado, incluso más conmovedor porque estaba rodeado de otras personas enfermas, muchas de ellos en sillas de ruedas y en camillas. Aunque el hombre que una vez fue calificado como un "gran comunicador" apenas podía pronunciar palabras. El Papa está aquejado de Parkinson y una artritis severa, pero dice que está decidido a continuar con su labor hasta el final. (Reuters)
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