 | lunes, 16 de agosto de 2004 | TELEVISION / CRITICA "Los secretos de papá" Pedro Squillaci / La Capital "Los secretos de papá" arrancó con buen pie. A lo largo de los tres primeros capítulos dio una muestra acabada de que se trata de un trabajo atractivo, aunque no escape del común de las tiras costumbristas de la factoría Pol-Ka. Con la particular capacidad actoral de Dady Brieva, la seducción de Romina Gaetani y el correcto desempeño de Luisana Lopilato se conformó un tándem más que suficiente como para convertirse en una telecomedia de peso. Quizá la que Canal 13 debería haber elegido a principios de año para competir cabeza a cabeza con "Los Roldán" en lugar del fracaso de "Los pensionados". Con una media de 23 puntos, "Los secretos de papá" sigue mirando desde abajo a Telefé, pero ahora desde más cerca, y con la ventaja de que es un producto que todavía no llegó a su techo.
El gay enamorado es un recurso al que ya había recurrido Adrián Suar en la película "Apariencias", cuando tomó el rol protagónico para conquistar al personaje de Andrea del Boca. Ahora es Rubén Jilguero (Brieva) quien se enamora de una bella Eugenia (Gaetani), pero su condición de homosexual le permitirá un ambiguo juego de acercamiento/alejamiento, que es tan efectivo en lo inmediato como negativo a la hora de la verdad.
El marco es la importante fábrica de pastas Crivatelli, en donde recayó una denuncia contra su dueño, don Antonio (Alberto Martín), porque supuestamente echó a un empleado por gay. Rubén es un actor de malamuerte que aceptará mutar su condición sexual para favorecer el trabajo de una empresa periodística que trabaja con cámaras sorpresa. Pero todo se complica, como tiene que ser. El dueño lo trata de maravillas, y más allá que algún encontronazo con algún compañero, su empleo de oficial panadero anda casi sobre ruedas.
Su permanencia en la fábrica deriva en sucesivos aprietes de su jefe periodista para que se haga echar lo antes posible. Mientras tanto, Rubén descubre que cada día se enamora más de Eugenia, la nuera del dueño de la fábrica, y encima aparece Camila (Lopilato), hija de una antigua novia, que jamás le comunicó su paternidad.
Estas situaciones se desarrollan en forma vertiginosa, pero respetando los tiempos de una comedia, cuidando los medios tonos y con un sencillo pero eficaz tratamiento de la imagen. Pero quizá lo más importante son las actuaciones. La elección del elenco fue un acierto de Suar. Apuntó al antihéroe (un clásico de probado éxito en las telenovelas de la última década de la televisión argentina), apostó a las caras nuevas con algo de experiencia (Lopilato, mejor que nunca), a los históricos como José Luis Mazza y Tito Mendoza, y a los que nunca fallan como Alberto Martín, Osvaldo Santoro, Betiana Blum y Federico D'Elía.
El cierre del capítulo del viernes abrió una duda sobre la honestidad de Rubén, a causa de una actitud de mala fe de un compañero de la fábrica. Hoy se verá si puede superar ese inconveniente, ante los ojos atentos de su jefe y también de Eugenia, que ya se encariñó con él. Sea cual fuese la resolución de la escena, nadie duda que "Los secretos de papá" va ganando el cariño de los televidentes con una fórmula tan simple como divertida y efectiva. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Gaetani y Brieva encabezan una tira que puede pelearle de igual a igual a "Los Roldán" | | |