| sábado, 14 de agosto de 2004 | Juan Pablo II llegó al sur de Francia y oró en la gruta de Lourdes Lourdes, Francia. - "Soy un peregrino más ante la Virgen": Así se presentó Juan Pablo II, muy debilitado y sin apenas fuerzas para hablar, ante la multitud que le aguardó el sábado a la entrada de la gruta de Lourdes (sur de Francia), donde se cree la Virgen apareció en 1858.
Una hora y media después de aterrizar en territorio francés, el Papa llegó hasta este importante santuario de la Virgen, al que acuden cada año seis millones de personas, muchas de ellas enfermos que buscan un alivio o un milagro.
Pese a su frágil estado de salud, Juan Pablo II se arrodilló con gran dificultad en un reclinatorio situado la entrada de la cueva y rezó algunos segundos, con los ojos visiblemente empañados en lágrimas por la emoción.
El Papa, fervoroso devoto de la Virgen, ya había visitado Lourdes en 1983 pero 21 años después, su segundo viaje a este santuario se ha convertido en la peregrinación de un anciano sufriente que busca consuelo a su dolor ante el altar de María.
Aquejado por la enfermedad de Parkinson y una importante artrosis que le impide caminar, Juan Pablo II inició la oración del Angelus pero se vio incapaz de pronunciar su saludo a los enfermos, que finalmente fue leído por el cardenal francés Roger Etchegaray.
"Quiero dirigirme a los enfermos que llegan cada día más numerosos a este santuario (...) Estoy con vosotros, soy un peregrino más ante la Virgen, comparto con vosotros un periodo vital marcado por el sufrimiento físico", aseguró.
A la entrada de esta gruta el Papa bebió un vaso de agua procedente del manantial que brota de la gruta, a la que se atribuyen varias curaciones milagrosas. Por medio de Etchegaray, el Papa pidió a los presentes que se unan a él en esta peregrinación.
"Me gustaría abrazaros uno tras otro, con afecto, deciros cuánto me identifico con vosotros y manifestaros mi solidaridad", manifestó.
El Papa llegó a Lourdes procedente de la ciudad vecina de Tarbes, donde aterrizó su avión. A su llegada a Francia, fue recibido por el presidente Jacques Chirac y las principales autoridades eclesiásticas del país.
Juan Pablo II pudo pronunciar un breve discurso en francés con un tono tembloroso y pausado que provocó la mirada de preocupación de Chirac.
En los 15 km que separan Tarbes de Lourdes, el Papa recibió el cariño de una multitud que aguardó durante horas el paso del "papamóvil".
Entre banderas blancas y azules, simbolizando a la Virgen, cánticos de "aleluya", flores y redobles de campana, el vehículo recorrió las estrechas callejuelas de Lourdes bajo un sol intenso de mediodía hasta llegar al santuario de la Virgen.
Posteriormente, Juan Pablo II se retiró a descansar al hogar de peregrinos enfermos donde pernoctará. Por la tarde, el pontífice presidirá el rosario rezado en forma de procesión por los lugares santos de Lourdes. (AFP) enviar nota por e-mail | | |