| sábado, 14 de agosto de 2004 | El musical se presenta en el teatro Broadway "Tanguera", síntesis que renueva las tradiciones La ingeniosa propuesta dirigida por Omar Pacheco incluye un elenco de eficaces bailarines y un complejo despliegue técnico El musical "Tanguera" se estrenó el jueves pasado en el teatro Broadway con su capacidad al límite. La puesta en escena del director Omar Pacheco llegó a Rosario precedida de su éxito en el exterior y por una exitosa temporada porteña, además de cinco premios de la Asociación de Cronistas del Espectáculo (ACE).
El equipo que planeó el proyecto partió de premisas claras: el recurso del género musical identificado como argentino por excelencia; una coreógrafa versátil y rigurosa como Mora Godoy; un director como Omar Pacheco que teje con sutileza las luces y sombras del drama y, como en este caso, la tragedia y el humor.
A esos elementos se sumó un elenco de 22 bailarines extraordinarios, capaces de transitar el escenario interpretando el tango en una fusión que atiende con idéntica eficacia el estilo de salón y el de exportación, con el añadido de una estética de comedia musical brillante que corrió el eje de la tradición impuesto en los shows con música de dos por cuatro.
El resultado es un paneo conmovedor sobre la iconografía tanguera y sus personajes -el obrero portuario, la madre abnegada, las prostitutas engañadas- atravesando una historia arquetípica de traiciones, rufianismo y, por supuesto, de amores imposibles.
Así se entiende desde el principio, después de la brillante coreografía con la que abre el espectáculo. Después de oírse la sirena de un barco, los obreros miran hacia la cubierta y el espectador puede suponer que de allí bajará el origen y motor de la trama, que no es otra que Giselle, una francesa que llega a Argentina engañada y que se enamora de un recio pero noble trabajador nada más poner un pie en el puerto.
El flechazo es fatal, pero el embrujo acabará minutos después, cuando aparece el rufián y su banda en escena para arrebatarle a la mujer, de la cual el pobre tipo sólo conservará un pañuelo que lo acompañará por prostíbulos, conventillos y duelos de malevos.
La trama presenta un conflicto tradicional que opone buenos y villanos, honestos y tramposos, y se desdobla en la descripción de los personajes secundarios, seguidos por el director con el mismo cuidado que los protagónicos.
El tratamiento impuesto por Pacheco se comprueba en las escenas de conjunto, donde la acción se desarrolla en primer plano con las parejas bailando, y en segundo plano, con otros grupos interactuando entre ellos con acciones genuinas y no como meros espectadores, todos al servicio de esta ingeniosa síntesis de una de las más genuinas tradiciones argentinas. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Dabel Zanabria y Rocío de los Santos interpretan al rufián y la francesita engañada. | | |