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 sábado, 14 de agosto de 2004

Aseguran que la palabra es clave para resolver conflictos

Las estrategias que buscan prevenir o actuar sobre la violencia en la escuela apuntan en general a promover la escucha entre los distintos actores y a favorecer el uso de la palabra para resolver cualquier tipo de diferencia o conflicto.

Algunas de las más difundidas en la Argentina son la mediación, o la negociación y la mediación escolar que -en tanto alientan a las partes a gestionar sus conflictos en forma pacífica- pueden constituir herramientas para prevenir los episodios de violencia, pues aportan "canales" para encauzar el componente emocional y la agresividad propias de todo conflicto.

Esta estrategia propugna la formación de docentes o alumnos para que puedan intervenir en los conflictos como un "tercero". El mediador debe actuar poniendo palabras al conflicto con el objetivo de buscar soluciones.

La mediación educativa no significa "delegar" en los alumnos funciones que son obligaciones de los adultos como educadores. Tampoco significa la búsqueda de culpables sino la construcción de alternativas dialógicas a las diferencias y conflictos que pudieran afectar la relación entre distintos actores de la comunidad escolar.

Otra de las estrategias es la construcción de sistemas de convivencia. Los últimos años (particularmente desde la recuperación democrática de 1983) muestran la preocupación de muchas escuelas que procuran la construcción de formas más democráticas de organización escolar. La elaboración colectiva y colegiada de las normas que regulan la vida escolar es uno de los objetivos más importantes en la democratización de la institución educativa.

Distintos acuerdos institucionales, las normas que rigen la convivencia y las sanciones que se establecen para las transgresiones son elaborados con la participación de los distintos cuerpos que participan del quehacer escolar (docentes, padres, alumnos y no docentes).

Para facilitar la participación se pueden establecer distintas instancias como consejos de aula, consejos de año o turno, consejos de escuela, etcétera. Estas formas de regulación colectiva y participativa de la vida en las escuelas ha surgido a partir de los intereses de las instituciones o ha sido determinada por leyes jurisdiccionales.

Y entre las estrategias preventivas está el desarrollo de habilidades sociales. El abordaje de las situaciones de conflicto en la escuela desde un enfoque integrador -como oportunidades de aprendizaje social y moral-, tiene un alto grado de eficacia preventivo.

Una propuesta para la inhibición de las conductas violentas y agresivas es el de equipar a los individuos con repertorios de conductas positivas y prosociales que resulten funcionales para la consecución de objetivos personales y sociales.

Aprender a convivir implica lograr el desarrollo de ciertas habilidades sociales que exceden y abarcan la resolución de conflictos. Las habilidades sociales son capacidades complejas que permiten desenvolverse eficazmente en lo social. Constituyen un conjunto de actitudes, ideas, creencias, valores, sentimientos y comportamientos destinados a lograr acercamiento, cooperación, comunicación y vinculación a los demás.


Redes sociales
Disculparse, reparar un daño, ceder, negociar, argumentar para convencer, respetar al diferente, son algunas de este tipo de habilidades.

También figuran como otra de las formas de hacer frente a la violencia, la constitución de redes sociales. La construcción de redes posibilita el intercambio entre los integrantes de un colectivo (redes de supervisores, de escuelas, de asociaciones cooperadoras), la potencialización de los recursos que poseen y la creación de alternativas novedosas para la resolución de problemas.

Además, la creación de "una cultura de paz", una propuesta impulsada por la Unesco, apunta a que los alumnos puedan expresar sus sentimientos, especialmente el enfado, la ira y la frustración, encausándolos de forma no agresiva ni destructiva (aprenden a autocontrolarse). También se busca que los alumnos aprendan a dar soluciones a los conflictos sin acudir a la violencia. Para ello se desarrollan estrategias como la construcción colectiva de normas, el debate y la argumentación, la escucha y el respeto de las opiniones de los demás, el cumplimiento de las responsabilidades, la cooperación y la ayuda.

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