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 miércoles, 21 de julio de 2004

Murió un anciano calcinado en un departamento de Rodríguez y Tucumán
Atrapado bajo cerrojo en un incendio
Tenía 80 años y padecía demencia senil. Su hija fue a hacer un trámite y lo dejó encerrado. Y se desató el fuego

Un hombre de 80 años, que padecía de demencia senil y una pronunciada disminución visual, murió ayer a la mañana al incendiarse la habitación de un departamento de pasillo de Pichincha donde estaba solo y encerrado, por lo que no pudo escapar de las llamas. Los vecinos escucharon los gritos del hombre en un intento desesperado por salir de la pieza y una fuerte explosión. Después, advirtieron que de la casa salía humo y llamaron a los bomberos. Estos tuvieron que violentar la puerta de entrada a la vivienda y la de la habitación, que tenía puesto un candado del lado de afuera. Sofocaron el fuego en pocos minutos, sin que las llamas se extendieran al resto de la casa, pero no pudieron hacer nada por salvar la vida del anciano, al que hallaron en un rincón del cuarto una vez apagado el incendio.

"No sabíamos que había una persona en la habitación. Recién lo descubrimos al extinguir el fuego, cuando encontramos un cuerpo calcinado en uno de los extremos del dormitorio", dijo el oficial ayudante Miguel Andrés Cansinos, a cargo de la dotación de Bomberos Zapadores que acudió al departamento C del pasillo de Rodríguez 341, entre Catamarca y Tucumán.

La casa donde ocurrió el siniestro está al fondo del pasillo ubicado a mitad de cuadra sobre la vereda oeste de Rodríguez, entre un edificio y una casa antigua. Quienes advirtieron el incendio fueron los vecinos de otro pasillo ubicado casa de por medio.

Ellos escucharon una fuerte explosión, sintieron el olor a quemado y llamaron a los bomberos. Los mismos vecinos corrieron hasta el lugar del incendio y golpearon las puertas de todos los departamentos, pero nadie atendía porque en ese momento estaban vacíos, según contaron.

En el acto llegó la autobomba de Bomberos. Luego de derribar la puerta de entrada cerrada con llave, que da a un patio interno, tuvieron que forzar el candado que cerraba por fuera la puerta de la habitación donde se encontraba Salomón Esterman, de 80 años. El cuarto incendiado es de cuatro metros por cuatro. "El fuego sólo afectó a esa habitación y se extinguió en no más de diez minutos", señaló el oficial Cansinos. Dentro de esa pieza, donde había varios electrodomésticos, las pérdidas fueron totales: se destruyó una computadora, un televisor y un microondas.

Las llamas no llegaron al resto de la casa, que tiene dos habitaciones, un patio, una cocina, y un altillo. Una hora más tarde, la mortera se llevó el cuerpo calcinado y encogido de Esterman. El cadáver fue derivado al Instituto Médico Legal, donde le practicaron la autopsia de rigor.

En la casa vivían la ex esposa de la víctima y su hija Marta Susana Esterman, de 55 años. El hombre fallecido residía allí desde el sábado. Hasta entonces había vivido en Buenos Aires, al cuidado de una nieta. Esterman, contaron fuentes de la comisaría 7ª, estaba senil y había perdido por completo la visión de un ojo, mientras que del otro conservaba el 50 por ciento. Esa mañana, su hija "salió para realizar trámites en un asilo donde iba a internarlo. Lo dejó encerrado con intenciones de resguardarlo. Para que no le pasara nada y no escapara de la casa, le puso un candado en la puerta de la habitación. Pero, por un infortunio, un desperfecto eléctrico ocasionó el principio ígneo", indicó el oficial consultado. La pericia de bomberos debe determinar dónde se produjo el cortocircuito que ocasionó el fuego en la antigua casa de dos plantas.

"La mujer quiso salvaguardar la integridad física de su padre pero por una desgracia terminó así", evaluó el policía, quien percibió la angustia de la mujer al tomarle declaración informativa por orden del juez de Instrucción en feria, Eduardo Suárez Romero. Eso, hasta el momento, no implica que la mujer esté comprometida penalmente, según indicó el portavoz.

"Desde el sábado se lo escuchaba gritar. Se ve que quería salir y empezó a tirar todo. El televisor hizo una descarga eléctrica y así empezó el fuego. Empezó a salir mucho humo, no se podía respirar. Si no era por nosotros, se quemaba la casa completa", contó una vecina que fue testigo de los gritos horrorizados de la hija de Esterman cuando, al volver a su casa, se encontró con la desgarradora noticia de que su padre había muerto al no poder escapar de las llamas.

Los vecinos conocían a Esterman porque durante muchos años, antes de viajar a Buenos Aires, había vivido en esa casa. "Caminaba agarrándose de las paredes, porque no veía casi nada. Era un poco agresivo, pero razonaba bien. Iba a hacer las compras y reconocía perfectamente el dinero", contó la empleada de una panadería cercana, quien recordó que el hombre solía salir de su casa y extraviarse. En una ocasión, rememoró, se fue solo a Buenos Aires en tren.

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Esterman, que estaba semiciego, quedó tras las puertas.

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