| domingo, 18 de julio de 2004 | Historieta, usina de sueños y aventura Jorge Sasturain recorre en un libro los grandes momentos del comic nacional Jorge Boccanera Un recorrido por artistas clásicos de la historieta en Argentina, sus personajes de tinta y sueño, sus venturas y desventuras plantea el libro del escritor Juan Sasturain, "Buscados vivos", que acaba de salir a la venta editado por la cooperativa editorial Astralib.
Periodista, catedrático, director de la revista Fierro en los años 80 y autor de media docena de libros de cuentos y novelas -la última: "La lucha continúa"-, Sasturain habla de los mejores momentos de la historieta argentina.
"En calidad, cantidad y popularidad, va del 45 a comienzos de los 60. Es previo al auge de la tele y abarca revistas como Patoruzito, Misterix y Hora Cero. Este momento de la aventura para adultos no se repitió. Aunque después hubo un largo apogeo con revistas de Columba muy populares; las de Record en los 70 y el fenómeno SuperHumor y Fierro diez años después", apuntó.
Para la historieta de humor las épocas fértiles, según Sasturain, son: "el costumbrismo durante el peronismo, con Patoruzú y Rico Tipo masivos; la explosión de Tía Vicenta y el humor político inmediatamente después; Mafalda en los 60 y la irrupción de Satiricón y Hortensia a comienzos de los 70; y de Hum(R) en las vísperas del alfonsinismo. Coinciden con circunstancias de cambios y expectativas sociales y políticas".
Dos de sus artistas preferidos, Hugo Pratt (autor de Corto Maltés) y Héctor Oesterheld (El Eternauta) se superponen a sus personajes: "Pratt se ve como el Corto -curioso trotamundos, atorrante, irónico, casi escéptico, con código propio- y Oesterheld es Juan Salvo y es Favalli, pero sobre todo es Germán, el personaje de El Eternauta II en el que se retrató convencido, prisionero de sus decisiones, más cerca del estupor que del goce".
Como lector de historietas, Sasturain señala sus personajes preferidos: "Me gustaron mucho la primeras entregas de varias historietas de Oesterheld que leí en 1957 y 1958, a los doce y trece años: Joe Zonda, Sherlock Time, El Eternauta, Rolo, Randall, Ernie Pike. Era pibe, nunca había experimentado la fascinación del relato en estado puro. Oesterheld fue mi Scherezade".
"La poesía, la literatura como trabajo con las palabras, vendrían después y por otras vías. Pero el goce y la magia del relato ya estaban ahí", apunta Sasturain.
Para el escritor, "los hombres robots y la glándula del terror son dos de los inventos más perturbadores de Oesterheld y Solano: cuando en las páginas finales de El Eternauta Juan Salvo ve pasar a sus amigos convertidos en autómatas el horror ha tocado fondo. No debe ser casual que en ambos casos, la glándula y la teledirección, se trate de formas de sujeción de la voluntad individual, una constante de la ficción apocalíptica y antitotalitaria de la época".
Por otra parte, "el humanismo de la aventura y del héroe de Oesterheld surgía del rescate de valores no abstractos sino encarnados -el respeto por la vida y la existencia misma del Otro, la responsabilidad colectiva, la ética- más allá de los contextos históricos o ficcionales muy marcados por el maniqueísmo y la ideologización: la guerra, el western, la ciencia ficción paranoica de la época".
"Oesterheld hizo otra cosa porque tenía cultura literaria: el Stephen Crane de La insignia roja del valor para contar la guerra, London para la aventura física y los sentimientos primarios puros; Conrad y Stevenson para la aventura interior. Hizo lo que hacía el neorrealismo italiano, por ejemplo, en el cine; o el Bradbury de las 'Crónicas marcianas'", menciona.
El autor de "Buscados vivos" asevera: "El mundo se achicó, ya no quedan zonas desconocidas en el globo y hay que ir para arriba, para abajo o para adentro. O a terceras dimensiones. Pero la funcionalidad de lo exótico, del gesto de ir detrás de algo, no cambia. Lo que ha habido antes y ahora son Itacas, zanahorias que todo lo que nos pueden dar es la experiencia del viaje. La historieta, en ese sentido, ha sido en el inicio una proveedora de sueños aventureros. Hoy la tele y el cine ocupan ese lugar".
En "Buscados vivos", Pratt, en diálogo con Sasturain, se muestra como un lector voraz de narrativa argentina; le interesa Roberto Arlt: "la mirada cruda, nunca solemne, llena de un humor sombrío; la galería de personajes inadaptados, grotescos, casi siempre marginales que detectaba con una radar sensibilísimo. El Tano (Pratt) era igual. Arlt jamás es declarativo ni admonitorio, descree de ideologías y grandes causas".
La popularidad de personajes del pasado -Bólido, Tara Service, Avivato, Don Fulgencio- fue tanta que se integraban al habla popular: "Con medio millón de ejemplares distribuidos cada semana en los hogares y con la sola competencia de la radio los personajes estereotipados de esa época, definidos por un rasgo repetido, ocupaban el lugar que tienen los de la tele". enviar nota por e-mail | | Fotos | | Ernie Pike, la historieta de Oesterheld y Pratt. | | |