| domingo, 18 de julio de 2004 | Editorial Salud: situaciones inhumanas Igual que el año pasado, dos pacientes con graves enfermedades debieron permanecer durante horas a bordo de ambulancias porque ningún sanatorio los admitía. Se pudo haber perdido una vida. Y si bien no debe dudarse de la magnitud de la emergencia provocada por la estación invernal, habrá que tomar recaudos para que el hecho no se repita.
Los dos casos ocurrieron en Rosario y a la hora de calificarlos surgió de manera espontánea la palabra “increíble”. Es que no de otra manera puede describirse la dramática situación de la que fueron protagonistas y víctimas dos enfermos cardíacos que deambularon en ambulancia durante horas por las calles de la ciudad después de que una sucesión de hospitales no los admitieran por falta de camas. Lo más grave es que al adjetivo “increíble” le sucedía otro peor: real.
Un paciente que carece de cobertura médica y una afiliada al Pami se erigieron en involuntarios ejemplos de las fallas de que adolece el sistema de salud local, con hospitales públicos evidentemente desbordados. Pero se trata de dos enfermos cuya gravedad no admite disculpas: se está hablando de la potencial pérdida de vidas humanas por cuestiones que, fuera de dudas y más allá de toda disculpa, debe resolver ineludiblemente el Estado.
La afirmación anterior adquiere aún más fuerza si se recuerda que no es la primera vez que un paciente permanece en Rosario durante un lapso prolongado a bordo de una ambulancia antes de ser admitido en algún sanatorio: el año pasado, un hombre de 62 años estuvo dieciséis horas a bordo de un móvil con un principio de infarto y una anciana soportó durante seis horas el dolor de una fractura de cadera antes de ser atendida.
Por esa razón, y si bien no es posible dudar de la veracidad del estado de emergencia que se atraviesa en plena estación invernal, no resultan suficientes las excusas brindadas por los funcionarios pertinentes. No debe olvidarse que el país está pagando un elevado precio por el modelo económico que se implementó durante el transcurso de la pasada década, que produjo un incremento sideral del número de ciudadanos que carecen de toda clase de cobertura médica.
A dicho contexto de suma gravedad que aún no ha comenzado en verdad a revertirse, nuestra ciudad debe agregarle que constituye un punto de arribo natural de la inmigración interna proveniente de provincias sumidas en la pobreza. De allí que la salud pública se convierta en decisiva, en auténticamente impostergable.
La actual administración municipal dista de ignorar cuán crucial resulta esa área a la hora de gobernar con eficacia Rosario. Es de esperar que los casos ocurridos días atrás hayan sido, apenas, la famosa excepción que confirma la regla. enviar nota por e-mail | | |