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 domingo, 18 de julio de 2004

Riesgos de intoxicaciones durante el invierno

Las bajas temperaturas nos impulsan a acercarnos al calor que brindan los braseros hogareños, las estufas y los artefactos de calefacción. Sin embargo no hay que olvidar que pueden producir una combustión incompleta y emanar monóxido de carbono: un gas sumamente peligroso, ya que su presencia es difícil de detectar y ocasiona intoxicaciones graves.

Muchas personas mueren cada año sobre todo en épocas invernales por inhalaciones de este gas tóxico. "Cerca de la mitad de los casos está asociada al uso de braseros hogareños seguidos por estufas, o calefones incorrectamente instalados o sin el control periódico por personal matriculado", señaló el doctor Aníbal Krivoy, miembro del Comité de Educación para la Salud de la Sociedad de Pediatría de Rosario.


Inoloro e insípido
El monóxido de carbono no posee olor, color ni sabor y no produce irritación en los ojos ni en la nariz. Sin embargo, presenta síntomas que permiten reconocer una posible intoxicación: cansancio, debilidad, cefalea, tendencia al sueño, nauseas y vómitos, palpitaciones, taquicardia, llegando a inconsciencia y muerte en los casos más graves.

Ante la sospecha de inhalaciones del gas, Krivoy recomendó "ventilar los ambientes de inmediato, retirar a la persona afectada a una zona abierta, solicitar asistencia médica urgente y en el caso de que sea posible, suministrar oxígeno al 100%".

El profesional hará el diagnóstico preciso a través de la detección de la fuente de combustión, con la mejoría clínica ante el suministro de oxígeno o la detección en sangre de carboxihemoglobina. Es importante realizar un seguimiento médico especializado para evaluar posibles secuelas. Algunas pautas que pueden prevenir una intoxicación son:

Mantener los ambientes ventilados.

Controlar la coloración de la llama producida. Debe ser azul, si es amarilla o anaranjada el oxígeno es insuficiente.

Controle periódicamente los artefactos a gas y sus sistemas de salida al exterior.

Asegúrese de que las refacciones edilicias no obstruyan los conductos de evacuación de gases de los artefactos previamente instalados.

No dormir con braseros o estufas (gas, leña o kerosene) encendidos.

En los dormitorios y los baños utilizar equipos de tiro balanceado.

No usar el horno como elemento de calefacción.


Combustión incompleta
El monóxido de carbono se origina por la combustión incompleta de elementos ricos en carbono como gas, petróleo, nafta, kerosene, plásticos y maderas. Puede producirlo cualquier artefacto utilizado para quemar combustible que no tenga la suficiente llegada de oxígeno como cocinas, calefones, termotanques, estufas a gas o a leña, salamandras, calderas y motores a combustión.

El gas desplaza al oxígeno de su unión con la hemoglobina de la sangre, e impide que llegue a órganos como el corazón y el cerebro.

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Las estufas y artefactos de calefacción deben ser controlados por personal autorizado.

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