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 miércoles, 14 de julio de 2004

Neurología
Cuando la noche es el día
Las actividades nocturnas o los turnos rotativos aumentan el riesgo de accidentes

"Todos los seres vivos poseen una marca genética de reconocimiento temporal. Pero esa marca se exterioriza en los seres humanos en una organización muy estricta del día y de la noche. Sin embargo, la incorporación de la energía y, actualmente, la tecnología, logró modificar dicha organización y extender el tiempo de actividad, generalmente laboral, durante la noche, es el caso de los trabajadores nocturnos y de turnos rotativos", dice el doctor Daniel Cardinali, profesor titular de la Cátedra de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, e investigador del Conicet.

Inevitablemente, la invasión de la noche ha producido y produce trastornos. Un estudio elaborado en la Universidad de Surrey (Reino Unido) demuestra que estas actividades nocturnas o de turnos rotativos pueden ser perjudiciales para la salud, explica la docta Margarita Blanco, jefa de la sección de Neurofisiología Clínica y Medicina del Sueño del Hospital Francés, ubicado en la Capital Federal. Entre sus efectos están los problemas de sueño y concentración, molestias gastrointestinales y un 40% más de riesgo de sufrir dolencias cardiovasculares. "Ello se debe a que durante el reposo nocturno el organismo animal o humano desarrolla actividades que no pueden llevarse a cabo durante el día (como la secreción de hormonas, entre ellas la del crecimiento o la modificación de temperatura, frecuencia cardíaca y respiratoria)", dice Blanco.


Simplemente un castigo
La marca genética de reconocimiento temporal es un hallazgo de una nueva disciplina denominada cronobiología. "Solamente es la objetivación de un hecho real. La vida tiene una evolución de 4.500 millones de años y, en todos esos años, la evolución de la tierra sobre su eje no ha cambiado. Entonces -añade Cardinali-, el día y la noche tienen tanta vigencia como años la tierra".

Es un costoso castigo revertir los hábitos de un organismo organizado desde la génesis de la creación por su genoma. "El hecho de tener que, cada dos o tres semanas y en forma cotidiana, cambiar la noche por el día, lleva al trabajador con turnos rotativos a sentir una verdadera pérdida de parte de su vida. No existe trabajo nocturno o con cambios de turno beneficiosos", aclara Cardinali.

La biología humana está preparada para tener espacios de reposo durante la noche, y actividad en el día. La neuróloga especialista en sueños explica que "entre las 4 y las 6 es cuando la temperatura corporal es menor. En ese intervalo de tiempo la concentración de melatonina (el gran regulador del ciclo circadiano) alcanza un nivel máximo. Además, los investigadores han demostrado que las comidas que se toman a esas horas aumentan más la concentración de triglicéridos en plasma, lo que se asocia con el mayor riesgo de sufrir problemas cardiovasculares. Además, la tolerancia a la glucosa también empeora por la noche".

Para que el organismo se adapte a trabajar de noche y dormir de día se necesitan alrededor de 6 días, un día por cada uso horario. Pero, lamentablemente, cuando se logra sincronizarlo comienza el fin de semana y, nuevamente, hay adaptarse a dormir de noche.

Los turnos rotativos no sólo perjudican la integridad de los trabajadores, sino que, por el cansancio y sus consecuencias (estrés, irritación, falta de atención) también la producción laboral se ve afectada.

El primer horario de entrada en las fábricas, generalmente, es a las seis de la mañana. Los empleados (la gran mayoría viven muy alejados de su lugar de empleo), deben levantarse alrededor de las 4 de la mañana para llegar medianamente a horario, ya que generalmente tienen como mínimo una hora de viaje desde su casa hasta el trabajo. Esta situación hace que el llamado turno de mañana (6 a 14) sea perturbador del sueño.

"Aunque parezca un problema de otros tiempos, la cultura empresarial está sólidamente establecida -explica el doctor Cardinali-. A pesar de tener grandes inconvenientes con los empleados porque cometen falacia o errores en la producción a causa del mal dormir, no quieren ni se permiten como prueba piloto cambiar los horarios de los turnos".

"Adelantar el horario de entrada a las 8 de la mañana haría que las personas tengan que levantarse a las 6. Y, por consecuencia, rendirían con mayor eficacia y aumentarían la producción tanta en cantidad como en calidad, con los mínimos errores posibles. Simplemente estarían más atentos. Es indispensable respetar el reloj biológico para tener una redituable performance laboral".

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Los trabajos nocturnos provocan problemas de sueño y concentración.

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