NUEVE AÑOS DE CARCEL

Confirman la condena contra un ex soldado por matar a un joven

Estando ebrio, apuñaló a un changarín de 18 años en Castellanos al 2700. Fuepresentado en la comisaría por su madre, quien además entregó el cuchillo

La puñalada no iba dirigida a alguien en especial, sino al primero en abrir la puerta. Matías Gómez asomó tras el portón de su casa y recibió en el acto la cuchillada al corazón que le aplicó un vecino mareado de alcohol. El agresor descargó así su bronca porque, minutos antes, los familiares de la víctima lo habían echado del lugar por andar "buscando pelea". El atacante era el ex soldado voluntario Héctor Aranda, a quien condenaron a nueve años de cárcel por aquella muerte.

Esa es la pena que le había impuesto a Aranda el juez de Sentencia Antonio Ramos en diciembre pasado. El abogado del detenido apeló ese dictamen porque entendía que no estaba probada la participación de Aranda en el crimen. Pero hubo muchos testigos y en su casa habían encontrado, clavado en la tierra, un cuchillo manchado con sangre. Por eso los jueces de la Sala IV de la Cámara Penal confirmaron la condena en un fallo reciente.

Los testigos contaron que la mañana del 4 de agosto de 2002 el Nene Aranda, de 31 años, se acercó a un grupo de hombres y mujeres reunido frente a la casa de Castellanos 2712. Según los vecinos, el ex soldado comenzó a provocar a las chicas y terminó peleando con otro hombre de apellido Montiel.

La pelea fue interrumpida por el dueño de esa vivienda, José Aquino, quien al ver a los dos hombres golpeándose los separó de modo brusco y le ordenó a Aranda que volviera a su casa de Gálvez al 3800. La intervención de Aquino dio por terminada la disputa. Aranda volvió a la casa donde vivía con sus padres desde los 29 años, cuando dejó de ser soldado voluntario en Corrientes.

Cuando todo volvió a la calma, el changarín Matías Gómez, de 18 años, abandonó el grupo que había sido provocado por Aranda en la calle y fue a prepararse para ir a trabajar al Mercado de Productores de Castellanos y 27 de Febrero. Matías vivía en la casa de Aquino con una familia numerosa: el dueño de casa recibía allí a personas desamparadas o sin hogar. Unas 15 personas entre criaturas, adolescentes y adultos habían sido cobijadas allí por Aquino. Muchos trabajaban en el Mercado. Esa mañana tomaron unos mates antes de salir a trabajar hasta que, a las 8.30, alguien golpeó la puerta e intentó derribarla a patadas.

Un hombre y una mujer que vivían en la casa se pararon para ir a atender, pero Matías se les adelantó. Apenas asomó tras la puerta, Aranda le aplicó una puñalada en el pecho. El hombre había vuelto, quizás, para vengarse de Aquino por interrumpir su pelea. Pero la víctima del ataque fue otra.

Desde el interior de la vivienda pensaron que a Matías sólo lo habían golpeado, pero el muchacho se desplomó en el piso y murió casi en el acto, ante la mirada de las personas que convivían con él.

Como varias personas, dentro y fuera de la casa, habían visto que el Nene había sido el agresor, la policía fue a buscarlo a su domicilio del mismo barrio. Allí el padre de Aranda les entregó un cuchillo con sangre que su hijo había hundido en un montículo de tierra. Poco después, su madre lo llevó hasta la seccional, donde quedó detenido.

A Matías Gómez, lo mataron en esta casa.