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 jueves, 08 de julio de 2004

Especialista, polémica y de férreas convicciones

Carmen María Argibay, cuyo pliego fue aprobado ayer por el Senado para integrar la Corte Suprema de Justicia, se convirtió en la segunda mujer en llegar al máximo tribunal en un período democrático, después de Elena Highton de Nolasco, incorporada recientemente.

Argibay era desde enero de 2001 la primera jueza argentina en integrar el Tribunal Penal Internacional de La Haya, creado después del conflicto bélico en la ex Yugoslavia para juzgar los crímenes de guerra allí cometidos.

Con 64 años y 40 de profesión, Argibay ingresó a la Justicia en 1959 y se especializó en derecho penal. Fue secretaria de varias juzgados y en 1974 fue designada secretaria general de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional.

Ese cargo lo ocupó hasta 1976, cuando la última dictadura militar la detuvo y la puso a disposición del Poder Ejecutivo nacional, sin causa alguna. En ese marco, estuvo detenida durante nueve meses en la cárcel de Devoto, de donde salió libre tras sufrir un preinfarto.

Con el retorno de la democracia, en 1984, fue designada jueza de sentencia y, en 1988, fue promovida al cargo de jueza de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional.

En 1993 pasó a ser vocal del Tribunal Oral Criminal Nº2, cargo que ocupó hasta que el 12 de junio de 2001, cuando se convirtió en la primera magistrada argentina en integrar el Tribunal Internacional Penal para los Crímenes de Guerra en la ex Yugoslavia.

En la elección, realizada en la Asamblea General de la ONU, había 54 candidatos para cubrir 27 vacantes y la magistrada recibió 126 votos a su favor, es decir 30 más del mínimo necesario para poder acceder al cargo.

En el marco de su reconocida trayectoria, Argibay organizó en 1993 la Asociación Argentina de Mujeres Juezas como una rama de la Asociación Internacional, de la cual fue presidenta desde 1999 hasta el 2000.

En virtud de sus ideas originales y su compromiso en la lucha por los derechos de las mujeres, Argibay también integró el Tribunal de Tokio, una corte de carácter simbólico convocada por organizaciones de mujeres para juzgar la esclavitud sexual impuesta por militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.

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