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 domingo, 04 de julio de 2004

Lecturas
Cuando escribir es una aventura de la lucidez
Crónicas. "Revelación de un mundo", de Clarice Lispector. Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2004

Gabriela de Cicco

Clarice Lispector (Tchetchelnik, Ucrania, 1925 - Río de Janeiro, Brasil, 1977) es una de las voces brasileñas que, en la década del cuarenta, le dio un aire fresco a la literatura de ese país introduciendo la novela lírica, netamente embebida en el fluir de la conciencia, subsidiario de la obra de Virginia Woolf, pero también la reconcentrada intimidad de Katherine Mansfield. El año es 1944 y la novela innovadora, "Cerca del corazón salvaje".

El poderío verbal de Lispector, y hasta cierta experimentación formal, se fue consolidando con la publicación de cada uno de sus siguientes libros, tanto novelas como cuentos: "La manzana en la oscuridad", "Agua viva", "Lazos de familia", "La pasión según G. H.", "El vía crucis del cuerpo".

"Revelación del mundo" (originalmente publicado como "A Descoberta do Mundo") nos ofrece lo que fueron las crónicas sabatinas aparecidas en el "Jornal do Brasil" entre 1967 y 1973. A comienzos de 1974 le devuelven en un sobre, y sin ninguna explicación, los textos que ya había adelantado. Clarice Lispector había aceptado realizar este tipo de colaboraciones por razones de índole económicas.

"Niños irritantes", la crónica que abre el volumen, nos muestra en apretada síntesis e intensidad, uno de los puntos de atención de la realidad sobre los que la escritora posará su mirada e inteligencia: la escena del niño hambriento, no por capricho sino a causa de la pobreza en la que viven él y su madre, quien insiste una y otra vez en que se duerma, y un final que destila cierta resignación, despierta la revuelta de Lispector: "yo no soporto la resignación. Ay, cómo devoro con hambre el placer de la revuelta."

Estas crónicas fueron disparadas semanalmente desde el bunker de su propia realidad, que no le limitaba, sino todo lo contrario, su visión del mundo, su capacidad de observación. Lispector nos revela este mundo con una mezcla fascinante de realismo, crudeza, duda, magia, metafísica; y hasta a veces con la reafirmación de un modelo patriarcal de mujer, que por momentos parece muy forzado.

El arcoiris de protagonistas de estas crónicas es muy amplio: los taxistas con los cuales le fascinaba hablar; sus empleadas domésticas, verdaderos personajes del realismo mágico; sus dos hijos; diversas amigas; Chico Buarque, Tom Jobim; sus vecinas que la "descubren" leyendo sus crónicas y que le traen comidas u objetos raros de regalo.

La reflexión sobre su escritura, sobre su no método, sobre su "ignorancia" literaria, y hasta el propio proceso de escritura de la columna semanal se transforman en temas; y varios de los textos allí publicados fueron luego incluidos en otros de sus libros: "Ritual", por ejemplo corresponde al texto del cuento "Las aguas del mar" incluido en el volumen "Onde estivestes de noite" (1974), que en español se publicó bajo el título "Silencio". "Restos del carnaval", "Miopía progresiva" y "Actualidad del huevo y la gallina", fueron incluidos en "Felicidad clandestina", publicado originalmente en 1971, el segundo con variación en el título y en la disposición del texto.

"Cuando no estoy escribiendo, yo simplemente no sé cómo se escribe", llegó a escribir en una de las crónicas. Una y otra vez se autodefinía como no intelectual. Esos "títulos" le molestaban a esta mujer artesana que trabajaba duramente sobre su material: la palabra. "Escribir para un diario no es imposible: es algo leve, tiene que ser leve, e incluso superficial: el lector en relación al diario, no tiene ni ganas ni tiempo de profundizar. Pero escribir lo que después será un libro exige a veces más fuerza de la que aparentemente se tiene."

Clarice Lispector perteneció a lo que se conoce como la tercera fase (después de 1945) del modernismo brasileño. Junto a Guimares Rosa presentó una narrativa verdaderamente renovadora, en donde se profundiza el tratamiento psicológico de los personajes, que permitió además, lo que se podría llamar el desarrollo de una urbanidad metafísica.

Amalia Sato, directora de la revista Tokonoma, realizó la selección de textos, traducción y notas de las crónicas que conforman este generosa edición de 330 páginas.

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