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 domingo, 04 de julio de 2004

Berlusconi sufre el embate de sus socios y pierde al superministro de Economía
Fragilizado por los reveses electorales, el premier italiano se vio forzado a pedir la renuncia a Tremonti

Peer Meinert

Roma. - Para las reuniones importantes, el primer ministro italiano Silvio Berlusconi suele preferir sus aposentos. Por eso, el "duelo" tuvo lugar en el Palazzo Grazioli, entre el Panteón romano y la Piazza Venezia. Faltaba poco para la medianoche cuando el viceprimer ministro, Gianfranco Fini, lo miró a los ojos y le espetó: "O él o yo", según los rumores que corrieron en la capital italiana. Así fue como Berlusconi -fragilizado por los reveses en las elecciones europeas y locales, incluso en su baluarte Milán- decidió que el ministro de Economía, Giulio Tremonti, debía abandonar el gobierno.

Fini exigió el viernes un cambio de política económica so pena de dejar el gobierno, una amenaza que apuntaba a Tremonti, titular desde 2001 de un superministerio que agrupaba la Economía, las Finanzas, el Tesoro y el Presupuesto.

Tremonti se vio forzado a renunciar para evitar una ruptura abierta de la coalición de centroderecha, fracturada entre Fuerza Italia -el partido de Berlusconi- y la regionalista Liga del Norte, que respaldaban al ahora ex ministro, y la derechista Alianza Nacional (que lidera Fini) y la centrista UDS, que exigían su dimisión.

Para el primer ministro, que ocupa interinamente la cartera vacante, fue como sacrificar un peón, pero se trató de su primera auténtica derrota dentro de su gabinete desde que el magnate asumió la jefatura de gobierno hace tres años. "Il cavaliere partido en dos", titula el diario romano La Repubblica. Y el Corriere della Sera de Milán ya habla de una "división de aguas" del gobierno de Berlusconi: "Y ahora nadie sabe lo que sucederá en el resto de la legislatura".

No hay ninguna duda: la derrota de Berlusconi en las elecciones europeas y regionales de junio ha abierto grietas en la coalición de gobierno. De cualquier manera, los socios minoritarios de la Alianza Nacional y los democristianos lograron mejorar modestamente sus resultados. Y en el tira y afloja de un gabinete de coalición, un par de puntos porcentuales pueden obrar como milagros. A causa de ellos han caído muchos gobiernos en el fragmentado sistema político italiano.

Este es el destino que Berlusconi intenta a toda costa evitar para su gobierno, el número 59 de la posguerra. A lo sumo permitirá un par de reubicaciones y traslados, pero no más. Mucho peor que la salida de Tremonti en sí misma es el momento en el que ocurrió: dos días antes de la decisiva reunión de los ministros de Finanzas de la Unión Europea en la que pende la amenaza sobre Italia de recibir la llamada "advertencia temprana" por su elevado déficit fiscal. "Irresponsabilidad nacional", se quejó el usualmente moderado Corriere. La política económica de Italia ha sido "decapitada", asegura.


¿Político o empresario?
La principal debilidad de Berlusconi radica, según sus críticos, en que lleva adelante su gobierno con mentalidad de empresario, no de político. En lugar del compromiso, prefiere confiar en la obediencia. Esto da resultado pero en un gobierno, estas cosas sólo son posibles cuando se cuenta con el favor mayoritario del electorado, y Berlusconi se da cuenta de que el viento está cambiando. Por primera vez, el siempre optimista multimillonario se permite un dejo de tristeza ante la opinión pública: "Si hubiera elecciones ahora, ganaría la izquierda", dijo con resignación. (DPA)

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