| domingo, 27 de junio de 2004 | A cuenta de una política cultural El escándalo suscitado en torno a la Biblioteca Nacional y las polémicas por la programación de Canal 7 pusieron de relieve que había un área descuidada por el gobierno nacional: la de la cultura. El propio secretario de Cultura de la Nación, Torcuato Di Tella, descubrió esas falencias, con insólitas declaraciones que intentaban justificar la carencia de presupuesto. "Creo que a Di Tella efectivamente nunca le importó el área, que él piensa que el área de cultura no es un espacio de gobierno importante, que su deseo era estar en otro lugar de este gobierno. Por otra parte le explotaron los problemas en las manos sin que él se diera cuenta de que eran muy graves", dice Sarlo.
-¿Cómo ve la política cultural del gobierno de Kirchner?
- Si la Argentina se considera un país en serio, no puede tener el conflicto que tuvo en la Biblioteca Nacional. Lo que Di Tella no entendió es que la identidad argentina está armada con algunas cosas: una idea de derechos, es decir que los ciudadanos son sujetos de derechos y tienen la posibilidad de reclamar por esos derechos aun en las situaciones de crisis y miseria en que estamos viviendo, y una imagen cultural de la Argentina que tienen los propios argentinos, además de ser una imagen reconocida desde afuera: que los argentinos poseen algunas instituciones, es decir un sistema de investigación científica, universidad pública, deporte; hay argentinos que van a ir a las olimpíadas de Atenas, hay un seleccionado de fútbol, hay un Teatro Colón, y también hay una Biblioteca Nacional. Eso es parte de la identidad argentina, de una identidad histórica, que viene desde el siglo XIX. Cualquiera de nosotros pensaría que el secretario de Deportes es un loco si dice que no va a haber un peso para que viajen los atletas argentinos a las olimpíadas. Y es igualmente loco pensar que la cultura tiene que estar descuidada porque el país está en crisis: se está atentado contra un principio de dignidad y de identidad. Eso es lo que no entendió Di Tella.
Creo que eso fue acompañado por un desinterés del presidente, que se manifiesta dispuesto a dialogar eventualmente con intelectuales pero no ha pensado un minuto en que necesita una política cultural. Parece un hombre que supuestamente le da gran importancia a las ideas pero las ideas tienen bases materiales, para decirlo de la manera más tradicional, y eso son políticas del Estado. Entonces hubo un secretario de Cultura completamente inadecuado, un verdadero tilingo, y un jefe de Estado que no le dio la menor importancia al área cultural. Y creo que sería equivocado pensar que los argentinos que están viviendo en condiciones de crisis están dispuestos a perder alguno de los rasgos que hacen a una identidad cultural.
Después está la otra cuestión, que es la de lo público. Este Estado ha quedado completamente desarmado. Diez años de menemismo fueron lo peor que nos pasó. Y junto con el desarme del Estado se ha desarmado la idea de lo público. Entonces se piensan políticas -para Canal 7, por ejemplo- que pierden de vista la idea de lo público. Canal 7 tiene que volver a ser un canal federal, tiene que volver a tener repetidoras, volver a ser el canal que cubra todo el territorio. Este país tiene que construir su unidad cultural y una de las formas es tener medios de comunicación nacionales. En segundo lugar está la cuestión de afirmar el carácter público del canal. Hay que articular un directorio de Canal 7 que sea público, que sea nombrado por el parlamento, que tenga en cuenta las minorías culturales en un sentido espacial, federal y también las zona de experimentación y de riesgo estético que el mercado expulsa o no tolera o tolera mal. enviar nota por e-mail | | |