Kirchner paseó por la Gran Muralla China y a Obeid le faltó aliento

Beijing. - Luego de llegar a Beijing, la capital de China, el presidente argentino Néstor Kirchner y su comitiva fueron alojados en el hotel Diaoyutai, donde almorzaron y esperaron que el calor bajara un poco para ecolumnarse en una comitiva de autos y combis a las montañas que está unos 60 kilómetros al norte de Beijing y donde está el plato fuerte con que se homenajea a todos los visitantes extranjeros: una caminata por la Gran Muralla, la fabulosa fortificación de más de 3.500 kilómetros de largo construida hace 2500 años por la dinastía Ming para evitar el ingreso de invasores mongoles.

Kirchner, vestido de camisa amarilla y mocasines, y Lavagna, también en camisa de vestir, encabezaron junto a Oscar Parrilli (el secretario general de la Presidencia) la trepada de unos dos kilómetros por la rampa central de la fortaleza cuya pendiente obliga a pensar cómo hacían para moverse por ella los guerreros con caballo.

Por momento alcanzaba a Kirchner y sus ministros Felipe Solá, el único de los gobernadores que llegó con aire al final, y detrás marchaba Cristina, de jeans y camisas blanca. El ascenso por las empinadas rampas de la Gran Muralla dejó hoy sin aire a la mayoría de los gobernadores. El primero en tirar la toalla fue el sanjuanino José Luis Gioja que, después de los primeros quinientos metros se sentó en una de las troneras laterales y dijo sonriendo: "yo ya la vi". Otros quisieron no perderle el paso a Kirchner que, junto a Lavagna, encabezaban el pelotón. El santafesino Jorge Obeid buscó el atajo y en un puesto ubicado en el primer kilómetro de marcha se hizo hacer un diploma a su nombre que certifica que el visitante "caminó los 6.250 kilómetros" de la fortaleza. "Y está firmado por la mismísima bisnieta del Gengis Kahn", se ufanaba ante sus colegas.

El presidente Kirchner y su esposa en la Gran Muralla China.