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 sábado, 26 de junio de 2004

Se suman dos a los nueve policías procesados por montar una falsa escena
Diseño y horarios del plan de encubrimiento del crimen de Lepratti
Aunque el actual jefe de policía resultó sobreseído, otros uniformados están acusados de ejecutar el plan

Jorge Salum / La Capital

Dos balazos en el patrullero 2270 y un puñado de datos falsos anotados de apuro en el acta de procedimientos y en el libro de guardia de la subcomisaría 20ª y el Comando Radioeléctrico de Arroyo Seco. Fueron las maniobras ejecutadas por los policías de ambas reparticiones para encubrir el crimen del militante social Claudio Hugo Lepratti, baleado por el agente Esteban Ernesto Velázquez el 19 de diciembre de 2001. Según los resultados de una investigación judicial que acaba de concluir, esas maniobras se hicieron entre las 18.15 y las 20.50 de aquel día, cuando el cadáver de Lepratti aún estaba caliente. La determinación del horario permitió a un juez dilucidar qué policías participaron del ardid y descartar a otros que hasta ahora aparecían como sospechosos, entre ellos el actual jefe de la Unidad Regional II, comisario José Manuel Maldonado.

El juez Adolfo Prunotto Laborde responsabilizó por estas maniobras a quienes por entonces eran el subjefe del Comando de Arroyo Seco, Pedro Domínguez, y el oficial de esa dotación Daniel Horacio Braza. Así consta en la resolución en la que los procesó el jueves. Otros nueve policías, entre ellos el ex jefe de la subcomisaría 20ª, Roberto de la Torre, ya habían sido procesados en diciembre de 2003 por el mismo motivo. A todos se los acusa de encubrimiento agravado y de falsedad ideológica.

Para el juez Prunotto Laborde, la determinación del horario involucra en la operación de encubrimiento del homicidio de Lepratti a los policías de la subcomisaría 20ª y el Comando de Arroyo Seco, a cuya dotación pertenecía el agente Velázquez, y excluye a los de la División Judiciales de la Unidad Regional II, que por entonces estaban a cargo de Maldonado.

La evidencia que incrimina a los policías de la subcomisaría 20ª y de Arroyo Seco en este plan se encuentra en los libros de guardia de ambas reparticiones, en el acta de procedimientos que confeccionaron Velázquez y sus compañeros del patrullero 2270 y en las declaraciones de los testigos del crimen.

En los libros de guardia y el acta de procedimiento se consignó una versión falsa acerca de cómo fue el episodio en el que murió Lepratti. Los policías escribieron allí que Pocho abrió fuego contra el patrullero 2270 "con un arma de calibre chico", y que sobre la terraza de la escuela había otras tres personas agrediendo a los policías.

Pero todo eso quedó desmentido por el relato de tres testigos y por los resultados de una pericia que realizó la Policía Científica de la Gendarmería Nacional. Según ese estudio, los dos disparos que presentaba el patrullero fueron realizados desde el suelo (y no desde arriba), y no se hicieron con un arma "de calibre chico" sino por una pistola calibre 9 milímetros igual a las que usa la policía. La conclusión es que lo hicieron los uniformados involucrados en el crimen, con la ayuda de sus colegas, para justificar su reacción.

Este montaje tuvo que ocurrir entre las 18.15 y las 20.50, juzgó Prunotto Laborde. Y si fue a esa hora, entonces tuvieron que ser los nueve policías de la subcomisaría 20ª (De la Torre, Rubén Darío Pérez, Marcelo Fabián Arrúa, Jorge Alberto Orue, Eduardo Tomás Jones, Edgardo Rubén Orgaz, Carlos Alberto de Souza, Miriam Edith Fernández y Ernesto Francisco Romero) que ya procesó en diciembre el juez Osvaldo Barbero, y el subcomisario Domínguez y el oficial Braza, del Comando Radioeléctrico de Arroyo Seco.

Un dato relevante es que Domínguez fue a la subcomisaría 20ª después del crimen. Y resulta por demás significativo que su entrada no figura en el libro de guardia de esa repartición. En el Comando de Arroyo Seco, en tanto, dice que salió a las 18.15 del 19 de diciembre y recién volvió a las 22.10. Este dato, sin embargo, recién fue consignado por Braza al día siguiente.

Para Prunotto Laborde, la determinación del horario deja afuera de la operación de encubrimiento a Maldonado y a dos de sus colaboradores en la División Judiciales que comandaba, el instructor de sumarios Víctor Almada y el secretario de actuaciones Ricardo Colasurdo.

De sus testimonios, del entrecruzamiento de llamadas telefónicas realizadas desde la División Judiciales y sus celulares personales, y de otras evidencias recogidas por la pesquisa, surge que los tres llegaron a la subcomisaría 20ª cuando la maniobra de encubrimiento estaba consumada. El juez sugirió que en realidad fueron "engañados" por sus colegas, presuntos verdaderos ejecutores del plan.

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Pocho murió baleado el 19 de diciembre de 2001.

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