| sábado, 26 de junio de 2004 | Reflexiones La autonomía, oportunidad de futuro Alberto Cortes (*) Debatir autonomía municipal es discutir distribución de poder político y económico. Aparece como puja entre provincia y municipios, pero si la disputa quedara allí, poco habría para ganar por los vecinos. El logro de la autonomía debe coincidir con un salto en la democratización de la ciudad, una distribución más homogénea del poder dentro de ella, haciendo más participativos los mecanismos institucionales e incrementando el poder de cada vecino en las decisiones.
Algunas ideas que nos atrevemos a sugerir en tal sentido son:
1El presupuesto participativo (PP) es el primer espacio para esa posibilidad. La forma en que se van a emplear los recursos la determinan -por ley orgánica provincial- el intendente y los concejales. En definitiva, al presupuesto municipal lo definen 32 personas. Luego de varios años de incumplimiento del decreto 17680/2000, el primero de presupuesto participativo, en 2002 se aprobó la ordenanza Nº7326 y comenzó a funcionar por primera vez. Pese a ello, el marco de una Constitución provincial sin autonomía, y la ley orgánica, hacen que el PP sea sólo un asesoramiento no vinculante del intendente, al elaborar el proyecto presupuestario. La autonomía y el consecuente dictado de una carta orgánica municipal (COM) es la oportunidad para incluir, con carácter vinculante, al presupuesto participativo.
Es preciso, además, perfeccionar el PP que hoy tenemos: a) estableciendo mecanismos precisos y transparentes de cuantificación de montos y su vinculación con las prioridades votadas por los vecinos y agregando variables que tiendan a la justicia distributiva. Un ejemplo es la ordenanza que establece que el número de cuadras anuales a pavimentar o estabilizar por distrito en proporción al porcentaje de sus cuadras de tierra. b) Los vecinos deben sentir que inciden sin manipulaciones en la orientación de gasto e inversión municipales. Empleados y especialmente funcionarios municipales deberían participar en carácter de tales, siendo su opinión valorada por el conocimiento técnico que expresan; pero no "disfrazarse de simples vecinos" y actuar en otro rol. Hay que establecer un mecanismo para su representación y derecho a voto, diferente del de los vecinos que no cobran sueldo municipal. Sus intereses son en ocasiones distintos de éstos, en última instancia sus empleadores. Un auténtico PP no puede ser armado a la medida de las posibilidades de su control por un aparato político, cualquiera sea su signo, sin destruir su esencia. c) El presupuesto participativo debería ampliarse además en varias direcciones. Una de ellas, su aplicación al interior de algunos subsistemas municipales, como por ejemplo el de salud. d) Hay que empezar a cumplir la ordenanza Nº7.559, que determina al menos una reunión anual por distrito para que el Ejecutivo rinda cuentas del cumplimiento de lo votado. Se podrá ir luego más allá de las erogaciones, avanzando a la discusión de los ingresos: una base social movilizada sostendrá hacia afuera de la ciudad el reclamo por recursos injustamente escamoteados a la misma. Hacia adentro, permitirá un debate por mayor justicia tributaria.
2La democracia directa: la más avanzada y democrática Constitución de nuestra provincia (1921) preveía autonomía municipal y derechos de iniciativa, referéndum y revocación. Fue muy resistida por los poderosos intereses que afectaba y recién aplicada en 1932. En 1933, la Convención Constituyente de Rosario dictó la COM con derechos de referéndum de ordenanzas, contratos y concesiones y revocatoria de mandato de intendente y concejales. Hay que rescatar estas instituciones si se pretende ser fieles al sentido etimológico de la palabra "democracia" (gobierno del pueblo). En la práctica, las mediaciones y relativizaciones que las corporaciones y las burocracias manipulan en nombre del carácter "representativo" de la misma terminan desvirtuando el espíritu de la idea inicial de "democracia".
3Rendición de cuentas: intendente y concejales deben informar periódicamente en reuniones públicas sobre su labor y someterse a preguntas y opiniones de los vecinos.
4La audiencia pública y los organismos de control deberían incluirse en la COM.
5A partir de la consolidación del PP, se podrán lanzar otros espacios de participación no únicamente presupuestarios: comunidades aborígenes, medio ambiente, derechos humanos, consumidores, viviendas sociales, asentamientos irregulares, pymes, minorías sexuales, niñez, juventud, tercera edad, discapacitados y muchos más son potenciales ejes de otros tantos espacios temáticos o sectoriales de participación.
Su desarrollo permitiría avanzar hacia un congreso de la ciudad, en forma de proceso permanente para consensuar un conjunto de políticas o planes hacia dentro y fuera de la urbe. Una instancia así se diferenciaría de otras anteriores por su carácter inclusivo, tendiente a romper la tradición que impone que sólo los sectores económicos importantes y las corporaciones políticas definen la agenda de Rosario.
6Concretar los consejos participativos de distrito, transfiriéndoles algunas potestades.
7Eliminación de toda restricción a la representación plural de la población.
8El Tribunal de Faltas debería también jerarquizarse y autonomizarse en su funcionamiento, con juicio por jurados en algunos casos.
Parafraseando al intendente de Belem, Edmilson B. Rodríguez: la autonomía municipal es una gran oportunidad para avanzar significativamente hacia el futuro, sin que ese futuro sea apenas la reproducción del pasado, sino la constitución de nuevas relaciones, donde cada ciudadano se vaya sintiendo como uno de sus gobernantes, gestando su propio destino.
(*)Concejal del Partido Socialista Auténtico enviar nota por e-mail | | |