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 sábado, 26 de junio de 2004

Sintonía. La tendencia, en alza, pone de manifiesto la crisis de comunicación familiar en algunos estratos sociales
Hay padres que contratan espías para saber en qué andan sus hijos
Los miedos más frecuentes refieren a dudas sobre una relación homosexual, el consumo de drogas o el delito

De acuerdo con una tendencia que parece extenderse en las clases más acomadadas, algunos padres contratan detectives privados para saber si sus hijos adolescentes consumen drogas, delinquen, mienten o mantienen relaciones homosexuales, indicaron diversas agencias de investigación.

Según los detectives, la mayoría de las tareas de espionaje son requeridas por los padres que creen que sus hijos "andan en algo raro" o desconfían de ellos. Según los psicólogos, ese recelo demuestra que hay una "falla seria" en la relación entre los padres y sus hijos.

En general, los hijos "investigados" rondan entre los 13 y los 18 años y en su mayoría son varones, coincidieron distintos investigadores durante una consulta realizada en diversos ámbitos de la Capital Federal. Sin embargo, algunos padres también hacen seguir a sus hijas.

"La gran preocupación de los padres es el tema de las discotecas, quieren saber cómo son, si en el interior se consumen drogas y a qué hora termina el baile", reveló Juan Guadagnini, investigador privado y encargado de la empresa IP3.

Aseguró que los padres quieren saber qué hacen sus hijos en la discoteca pero también desde que salen hasta que regresan a sus hogares. "La droga -precisó- es uno de los temas que más preocupa; el otro es saber con quiénes están, cómo se conforma el grupo de amigos con el que andan sus hijos".

Algunos investigadores hacen seguimientos durante la semana y otros se centran solamente en las noches de los viernes y los sábados, añadió.

Los investigadores coinciden en que los padres que solicitan estos servicios son de clase media alta, profesionales, médicos, comerciantes, dueños de supermercados, en general de familias en las que la madre y el padre trabajan todo el día y están muy poco en su casa.

En algunos casos, el trabajo de investigación se paga aproximadamente mil pesos e incluye un informe detallado sobre las actividades del hijo. También se suele pactar un precio por jornada de trabajo o por caso específico.


De lejos
"Nosotros tenemos la característica de cotizar por caso. Hacemos una cita con el padre o la madre, ellos exponen el caso y, si es necesario, lo tomamos. Pero primero les aconsejamos que averigüen ellos mismos", remarcó Guadagnini.

"Si igual nos quieren contratar, hacemos el trabajo, después entregamos un informe pormenorizado del chico y en ningún momento entramos en contacto con él".

Aclaró que no se puede poner en riesgo la reserva que piden los padres, porque, si no, "los chicos se sienten controlados y puede ser negativo".

También se hacen seguimientos a través de la casilla de correo de los investigados, teniendo la información para poder ingresar y controlar los mails, pero aclaran que ese trabajo no es muy habitual.

En otros casos, el investigador es el custodio de la casa o del barrio -en los lugares en los que existe- y la investigación se hace a partir de acercamiento al chico, comentó el pesquisa privado Francisco Cohene.

Aseguró que además de requerir servicios de acompañamiento por temor, por ejemplo, a un secuestro, también hay situaciones en las que se busca información acerca de qué hace el hijo.

"Te piden que lo controles, ya que uno de los temas que pesa en los padres es la desconfianza de sus hijos y el hecho de que ellos están trabajando durante todo el día", dijo.

"Muchas veces los padres buscan a alguien allegado para averiguar mejor, porque a veces los chicos confían en alguien de afuera del entorno familiar y se abren más a las confidencias. Te acercás como amigo, ellos te cuentan otras cosas y esa información se la das a los padres".

Aclaró que hay casos diferentes en que la madre o el padre plantean su preocupación acerca de qué hace el chico en el tiempo que ellos no están y en otros casos se pide expresamente la reserva para que el chico no se entere.

Con respecto a la entrega del informe, Guadagnini expresó que "muchas veces la información golpea a los padres. Nosotros les recomendamos que hagan, por ejemplo, una terapia de tipo familiar para que el entorno familiar participe y ayude al chico", añadió.

Para distintos psicólogos, esa inquietud de los padres debe ser canalizada desde un principio a través de un tratamiento terapéutico en lugar de "espiar" al hijo y deben replantearse el tema de la falta de comunicación y la desconfianza ya que refleja un quiebre en el vínculo entre padres e hijo. (Télam)

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