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 domingo, 20 de junio de 2004

Humor
Cuando vale la inocencia
El gran historietista rosarino presenta una seleccion de chistes publicados en el diario Perfil

Un elefante que entra en un bazar, dos posibles espías que despistan a quienes los escuchan hablando en jeringozo, dos marcianos verdes con antenitas que aparecen en un televisor para anunciar a los terrícolas que Fabio Zerpa tiene razón. Tales son algunas de las pequeñas maravillas que propone Max Cachimba en su libro "Humor idiota", una selección de tiras publicadas en el desaparecido diario Perfil.

Max Cachimba es el seudónimo de Juan Pablo González, rosarino nacido en 1969 y autor de muchas de las mejores páginas de la historieta argentina a partir de los años 80. Los chistes ahora reeditados comenzaron a gestarse en 1998, cuando Gerardo Rozín, entonces editor de la página de humor del diario Perfil, le encargó una tira. "Le llevé varias propuestas y esa fue la que salió. Las posibilidades eran que se tratara de una historieta no sé si seria, pero tampoco específicamente de chistes. Al fin, de eso salió «Humor idiota», cuenta Cachimba.

"Hasta ese momento yo no había hecho humor -agrega el dibujante-. Pensé que no me iba a salir, pero me puse a hacerlas e hice la cantidad exacta: no se me ocurrirían diez más. Creo que agoté lo que podía hacer al respecto".

El diario Perfil se editó apenas durante tres meses. La reciente aparición en libro de "Humor idiota", publicado en Buenos Aires por el sello Pequeño Editor, resultó de una selección de las noventa tiras publicadas originalmente en ese medio, para descartar las que remitían a la coyuntura inmediata. El volumen incorpora además otros materiales, ya no en formato de tira sino en el del cuadro, realizados a propósito de la aparición del libro.

Según recuerda Cachimba, la tira "supuso una especie de desafío, por lo cual me puse a leer un montón de cosas, al margen de lo que ya había leído. Encontré un registro, un tono apropiado, en los trabajos de Gary Larson, un norteamericano que publicó muchísimos chistes absurdos e insólitos".

Desde el principio, "Humor idiota" dividió a los lectores. "El material le ha gustado mucho a cierta cantidad de gente, mientras que otra no le prestó atención. Recuerdo que en Perfil había gente a la que no le gustaba, inclusive gente de la dirección del diario, que se quejaba de las tiras".


CHISTES SOBRE CHISTES
Cachimba apela a la inocencia -un recurso poco utilizado por los humoristas tradicionales- y combina esa mirada tierna sobre las cosas con el absurdo. "No podemos permitir que sea él quien lleve los pantalones en esta casa", dice un hombre en una tira, mientras su perro, con los pantalones puestos, se apresta a sentarse frente al televisor con un pedazo de pollo servido en un plato. "Mantengamos la calma, debe ser una pesadilla", ruega una mujer a su esposo, en otra, mientras ambos contemplan aterrorizados a unos cerditos armados con palos y sierras, que los rodean en la cama.

"Yo hice los chistes a partir de un código específico -dice Cachimba-. Muchos son como chistes sobre los chistes, la gracia está en retomar un tema harto gastado, que se vuelve gracioso simplemente por la insistencia".

Max Cachimba comenzó trabajando en la revista Fierro y siguió en numeraciones publicaciones del país y el extranjero, como Los Inrokuptibles y Lápiz Japonés (Buenos Aires), Dolor de ojo -revista editada por David Nahón en Rosario-, y la española Qué suerte. Hizo ilustraciones para diversos medios -entre ellos La Capital- y publicó tres libros: "Rompecabezas", una recopilación de historietas con guiones de Pablo de Santis, "Yo y mi perro", un excelente libro para niños que apareció en la Editorial Municipal, y "Cuarto de pollo", editado en España.

Las actividades de Cachimba se proyectan también en otras direcciones artísticas. Integró el grupo de música Ernesto y su conjunto -"actualmente en hibernación", dice, ya que el cantante se encuentra en España- y ha realizado varios cortometrajes de animación. En el año 2000 expuso por primera vez pinturas al óleo, actividad que desde entonces se convirtió en otro de sus campos de trabajo.

O. A.

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