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 domingo, 20 de junio de 2004

Para beber
Serrat enólogo

Gabriela Gasparini

Si afirmo que no sólo de música vive el hombre más de una pensará que la espiritualidad queda fronteras afuera de mi persona. No es así, me encanta escuchar y sobre todo cantar, pero no me alcanza y a muchos otros les pasa lo mismo. Imagino sus caras preguntándose a qué viene toda esta lata de que con la música solamente no se templa el alma, y es que después de décadas de hipnotizar con su canto a varias generaciones de fieles seguidoras, Joan Manuel Serrat decidió darse el gusto, junto a dos amigos, de incursionar en el mundo del vino.

Dueño de un conocimiento sobre el tema que va mucho más allá de la que puede tener un simple aficionado, con su celebrada sensibilidad desgrana conceptos vinícolas como estrofas cadenciosas que señalan un criterio de integridad como voz primera. Serrat dice: "Quien tenga una mínima sensibilidad por la cultura mediterránea no puede pasar por alto la mirada hacia la viña y después al vino".... "Me impresiona cuando veo la planta salir del letargo, llorar y brotar. Es emocionante comprobar cómo una planta tan sufrida como la cepa, que aguanta como ninguna las barbaridades y las carencias, ofrece un fruto tan peculiar nutriéndose de las entrañas del suelo y extrayendo su terruño. Hablamos de un fruto capaz de crear una ciencia como la enología, que realiza el milagro de convertir ese producto precario en otra cosa tan diferente y civilizada como el vino. Si mi médico me prohibiera beber vino, cambiaria de médico".

"No he entrado en esta historia para hacer el negocio de mi vida, pero tampoco es la aventura de un diletante que se introduce en este mundo de un modo trivial, a ver que pasa"...."Nosotros hemos querido hacer en nuestra bodega un equipo de trabajo que se integre en el proyecto, y por lo tanto mi ilusión es ofrecer una obra humana bien hecha y no como aventura personal. Por otra parte, en la música siempre he buscado gente que creyera en lo que hago, me gusta el equipo. Yo no me he basado en las calidades musicales abstractas, porque son flor de un día. Este proyecto es de envergadura y serio."

"....Cuando me refiero a lo del arte efímero de la comida y el vino, es porque ese arte desaparece en un instante en el estómago; pero es arte. El compositor transmite su trabajo a través de la música que crea, y el bodeguero o enólogo lo transmite a través del vino que elabora. El arte está en el cariño que pone el artista, y por lo tanto el sello diferenciador. El vino tiene poesía como la música, la pintura o la literatura, porque detrás hay un autor que expresa un talento creador mas allá de la técnica adquirida".

También tiene algo que decir sobre los vinos argentinos, y deja en claro que hace rato los viene probando y siguiendo su desarrollo: "Yo he pasado desde la época de beber vinos recios cortados a cuchillo de la zona de Cafayate, de hace bastantes años, a las calidades que han mejorado una barbaridad en la última década. Me gusta especialmente de La Rural, el Felipe Rutini. Son indiscutibles los tintos Malbec de ahora".

Cómo son los vinos del Priorato, zona elegida por Serrat. Aquí van algunos datos. La denominación de origen Priorato está ubicada en el centro de la provincia de Tarragona, y fueron los monjes de la cartuja de Scala Dei quienes introdujeron el arte de la vitivinicultura a mediados del siglo XII. Las uvas tintas Cariñena y Garnacha son la base de los vinos actuales. Y es de su mezcla hecha con sabiduría, según los antiguos preceptos monacales, que nacen unos tintos de color púrpura profundo que cuando son jóvenes muestran encendidas tonalidades violáceas.

La presencia de Syrah y Cabernet Sauvignon en los nuevos prioratos contribuye a dar un matiz intenso a sus rojos. Son robustos, de sabor denso y rico, y de vehemente aroma que recuerda a las frutas rojas: el pimiento verde y las hierbas aromáticas como el romero y el tomillo, rematados singularmente con toques de canela, clavo de olor, nuez moscada y pimienta.

Pueden resultar demasiado astringentes cuando son jóvenes, pero la crianza en barricas de roble los tranquiliza y les aporta vainilla y humo. Su complejidad es un desafío para nuestros sentidos.

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