El Chino Zavalía trae sus mejores tomas a Rosario

"La fotografía de moda es la más libre"

El autor expondrá como invitado en el Tercer Salón Diario La Capital que se realizará en el Castagnino

El Chino Zavalía (Buenos Aires, 1961) sabe que es uno de los fotógrafos de moda más reconocidos del país y advierte que dedicarse a esto le da una libertad creativa que no encuentra en otros campos de la profesión. Sin embargo, sus ocupaciones son múltiples y no todas placenteras. La charla transcurre en camino a su estudio porteño, donde lo espera Mercedes Morán para una sesión de fotos. Su jornada terminará a las 7 de la mañana del día siguiente, ya que después seguirá con otra producción.

A punto de viajar a Rosario, para exponer sus fotos y dar una charla en el Museo Castagnino, en el marco del Tercer Salón Diario La Capital, Zavalía desgrana sin reparos lo que piensa de esta relación entre arte y moda.

"Es un placer enorme poder robar momentos. Tengo la suerte de ver cosas bonitas y que me contraten para hacer el clic y que eso sea perdurable, Habitualmente las cosas se preparan para que cuando yo llegue todo esté bien, que todas estén divinas, sólo para mis ojos", comenta, y recuerda que el fotógrafo de moda es sobre todo un fotógrafo de mujeres.

Pero esto no significa que se someta a alguna propuesta sino más bien lo contrario: "Esta es la forma profesional más libre y más de autor, porque si vas a hacer un comercial, te van a decir cómo componer la escena y hasta exigir ciertos detalles. En cambio, en la moda, te contratan más por cómo sacás que por cuánto cobrás". Reconoce que tal vez sea fotógrafo porque nunca supo pintar. "Cada uno tiene sus instrumentos para hacer arte. A través de la fotografía hago lo que hace un pintor", sostiene y agrega que distingue claramente cuando hace arte de cuando hace negocio: "Uno lo disfruto cuando lo hago, lo otro lo disfruto cuando lo cobro".

Zavalía ha realizado varias exposiciones en museos del país y del extranjero, y para Rosario eligió presentar su serie "Claro como el agua", donde fotografió a parte del elenco de De la Guarda bajo el agua.

"Todo empezó con una propuesta de Anita Micheletti, la diseñadora de ropa a quien le vengo haciendo fotos, pero me manejé como art director, ya que la idea era tomar cuerpos desnudos y a mí la desnudez por la desnudez en sí no me interesa, tiene que haber un concepto".

El trabajo con las mujeres de De la Guarda, lo ubicó en otro lugar, ya que tuvo que reformular completamente la estética respecto de una producción de modas tradicional, "porque el grado de belleza que ellas presentaban era distinto y a la vez súper interesante. El concepto que básicamente expresaban estas mujeres era la energía, la fuerza".

Para captar "semejante polenta, pero en un segundo" eligió un elemento capaz de transmitirla y plasmarla: el agua, y de a poco, en el mismo trabajo, sin haberlo premeditado fue llegando a la inmersión. "Hice las primeras tomas con las chicas saltando, salpicando agua para todos lados. Ese fue, digamos, el primer capítulo, y salió muy bien. Una especie de aproximación sin ser consciente de que lo que vendría. No tenía preestablecido lo de «bajo el agua»", que caracteriza la serie final.

"El concepto -resume-, fue cambiando porque empezó partiendo de la energía y después se reforzó en la sensualidad, en lo onírico, enriquecido por todo lo que tiene el agua de contenedor, de ingrávido, que me permitía llegar a ese tipo de imágenes".

Una de las fotografías de la serie bajo el agua.