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 domingo, 06 de junio de 2004

Lecturas
Contra los lugares comunes
Filosofía. "Ideas falsas", de Alejandro Rozitchner. Ediciones del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2004

Laura Vilche

La idea de compilar las frases y palabras más comunes de los argentinos no es nueva. Por citar sólo algunos ejemplos está el libro "Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato", de Héctor Zimmerman (Aguilar) y los dos tomos de "Los argentinos por la boca mueren" (Planeta), de Carlos Ulanovsky, todos editados en los 90. Pero desde hace sólo un mes, se sumó a esas ideas una más: "Ideas falsas. Moral para gente que quiere vivir" (Del Nuevo Extremo), un libro del filósofo argentino Alejandro Rozitchner. "Un ensayo estructurado en base a la refutación de 40 ideas básicas de nuestro sentido común", dice el propio autor en la contratapa, una propuesta que de falsa no tiene nada y se lee más como una autocrítica y una invitación a abrir interrogantes y a repensarse.

¿Qué "ideas falsas" están en juego? Por citar sólo algunas: "La sociedad está enferma", "Estudiar es inútil", "Todo es política", "Ser bueno es muy bueno", "Las apariencias engañan", "Yo no pedí nacer", "Pensar es complicarse demasiado", "Los valores se han perdido", "Ser de izquierda es ser bueno y ser de derecha es ser malo", "Todo tiempo pasado fue mejor", "El problema son los otros" y "La convivencia es muy difícil". Frases referidas a cuestiones de género, políticas, sociales o personales que nadie que viva en este país se ha privado de escuchar y de repetir en alguna ocasión.

El texto en realidad compila ensayos breves que surgieron tras una experiencia radial en el programa "Cuál es" conducido por Mario Pergolini, en la Rock and Pop. Rozitchner, columnista del programa y amigo personal de Pergolini, estableció durante dos años un diálogo filosófico con los oyentes, que se amplió a través de internet ([email protected]).

Así, nació la colección de estas ideas falsas, lugares comunes de la opinión pública, en los que Rozitchner está convencido que "la vida se atasca".

"Las ideas que tenemos -asegura- determinan no sólo nuestra forma de pensar sino sobre todo nuestra forma de vivir. Trabajar sobre las ideas, de manera consciente e intencional, es al mismo tiempo hacerlo sobre las costumbres y las posiciones afectivas. Pensando de manera débil, errada, falsa, emplazamos nuestra experiencia en un plano igualmente débil, errado, falso".

El logro de esta propuesta no es sólo la compilación de ideas falsas de marca nacional sino la batalla que les presenta Alejandro Rozitchner: las ataca, desnuda, muestra su fondo y las consecuencias que acarrea sostenerlas. Hasta reconoce que él mismo alguna vez echó mano a alguna de ellas. "No es posible verificar -admite en un pasaje del libro- que el progresismo y su buena conciencia resultan posiciones más retrógradas que productivas. Es necesario dar lugar a una inteligencia menos centrada en quedar bien y más volcada a sostener experiencias de elaboración y avance. Se trata por supuesto más de asumir responsabilidad que de expresar bellas pasiones inútiles". Y por supuesto en esta idea y crítica sobre los poseedores de buena conciencia, trata de no falsear e incluirse.

Cada capítulo tiene un tratamiento similar. Rozitchner presenta la frase y la analiza, tanto como a quienes hacen de ella un uso habitual. También da detalles del momento y el lugar en que esas palabras tienen cabida. Y cierra cada una de las 40 entregas con una breve conclusión. Vale sintetizar el análisis que hace de la primera frase falsa, tal vez la más remanida: "La sociedad está enferma".

Dice Rozitchner que la frase aparece cada vez que se discute sobre hambre, pobreza, violencia, lucha por el poder y corrupción. Sostiene que detrás de ella está implícita la idea de que en una sociedad sana esas cosas no pasan y asevera: "no existe una sociedad sana".

"Creo que la frase no merece ser considerada como objetiva sino que debe ser más bien interpretada, es decir, debemos pensar de dónde viene, quién la dice, o cuando la decimos, qué efecto producimos. De ese modo podremos comprenderla mejor", plantea Rozitchner convencido entre otras cosas que la frase expresa temor, que quien la dice rechaza al mundo y pone su propia enfermedad afuera (además de sentirse mejor persona que la media). Tras argumentar cada caso, plantea que en esta frase falsa prima el "idealismo y una gran ignorancia". También provoca: "El hombre nuevo -dice- es una ingenuidad absoluta".

Y concluye: "La sociedad no está enferma. Las sociedades son problemáticas, la vida es difícil, hay que aprender a tratar con muchos problemas que no pueden desaparecer". Así de simple y vale la pena rondar por algunas de las 39 ideas falsas restantes. El intento que expresa Rozitchner de "entender y ayudar a entender", en este texto se cumple.

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