Año CXXXVII Nº 48410
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Salud 02/06
Autos 02/06
Turismo 30/05
Mujer 30/05
Economía 30/05
Señales 30/05


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 06 de junio de 2004

Coyuntura. Los precios de este producto oscilan en un mercado muy volátil y esto impacta no sólo en los costos del productor sino además en la actividad de la región
La soja se cae y la economía tiembla
La oleaginosa dejó atrás el veranito de los 700 pesos pero sigue siendo un cultivo rentable. Aún así la baja de precios trae alarma

Sandra Cicaré / La Capital

"¿A cuánto cerró la soja?". La pregunta, cargada de sorpresa y ansiedad, no es la de un trader del mercado, ni siquiera de un productor agropecuario, sino la de un concesionario de autos en plena ciudad que en la semana que pasó siguió con la rigurosidad de un especialista los valores de la oleaginosa. No es para menos, el complejo sojero motoriza por estos días la economía de la región y no sólo los sectores vinculados con la actividad se mueven al ritmo de su crecimiento sino además todo el circuito de consumo -desde bienes de uso hasta inmuebles- que se vio beneficiado con el boom de un cultivo que cosecha dólares.

Pero así como la euforia llegó a su pico máximo cuando la soja superó los 700 pesos en el mercado físico de Rosario -un hecho que se repitió en sucesivas oportunidades a lo largo de este año- la incertidumbre se instaló con fuerza en los últimos quince días, cuando los valores de la oleaginosa tomaron un camino descendente a través de sucesivas caídas.

Aunque los especialistas auguraban que el veranito de precios no duraría por siempre, nadie esperaba cambios tan bruscos en las cotizaciones y mucho menos en el corto plazo, habida cuenta que las condiciones del mercado internacional seguían con viento a favor para que la oleaginosa se mantuviera en los valores más altos de su historia.

Pero la realidad se impuso por sobre las previsiones y en el término de una semana el principal cultivo de la Argentina llegó a rozar los 500 pesos, con picos que no superaron los 585 pesos por toneladas, muy lejos de la panacea que se vivió en los meses precedentes.

"Siempre que un mercado está cerca de su techo como ocurrió con la soja, hay más probabilidades de que cualquier noticia negativa se convierta en una explosión hacia la baja", explicó el analista Fernando Botta, aunque aclaró que "nadie esperaba caídas de semejante magnitud".

El mayor productor individual de soja de la Argentina, Gustavo Grobocopatel, ya habúia anticipado que los precios en algún momento iban a bajar, aunque no preveía que esto se diera en este año.

Aún así, la rentabilidad del sector aún está asegurada, ya que mientras hoy muchos se lamentan por una soja que cotiza a 200 dólares, muy pocos recuerdan que "el año pasado para esta fecha muchos productores argentinos rezaban para poder vender la soja nueva a 150 dólares", recordó el analista de la firma Roagro, Carlos Boglioli.

De todos modos, las intermitentes subas y bajas dejaron al descubierto un mercado caracterizado por una extrema volatilidad, y la prudencia se instaló entre los productores.

Por estas horas, quienes tienen soja en sus manos piensan más de una vez no sólo a la hora de vender o no su mercadería sino también al momento de desprenderse de los dólares que les aporta el cultivo para destinarlos a consumo por fuera de insumos básicos y capital de trabajo.

"A primera vista todos los negocios se pararon, tanto desde el arrendamiento de campos para explotar como el resto de las decisiones de compra, con lo cual también se desaceleró el movimiento económico de la región", apuntó el analista Fernando Botta.

Pero este fenómeno no sólo fue producto de la caída de precios sino de la incertidumbre sobre cuáles son los pisos y techos que puede tener la oleaginosa en el corto plazo. En este sentido, Ezequiel Estévez, de Los Grobo, estimó que "hasta fines de julio, cuando finalice la siembra en Estados Unidos, no se sabrá a ciencia cierta cuál es el panorama".


Lo que se viene
Si en los últimos meses la abundancia producto de los buenos precios alentaba nuevas inversiones, ¿qué escenario se viene ante tanta volatilidad?

Quizás esta sea la pregunta del millón, pero ante la imposibilidad de predecir con certeza los valores que tendrá la soja en los próximos meses ("Nadie tiene la bola de cristal", se escucha decir frecuentemente) , al menos resulta interesante analizar cómo se presenta el contexto internacional que influye directamente en el mercado sojero en el mediano plazo, cuáles serán los costos que deberá afrontar el productor para en encarar la nueva campaña gruesa con una rentabilidad muy diferente a la que calculó al principio de este año y cómo esto impactará en la economía que se mueve alrededor del circuito sojero de la región.

Incluso más, cómo puede afectar en las cuentas fiscales un retroceso de las cotizaciones del complejo que mayor aporta a través de las retenciones a las exportaciones a las arcas nacionales.

En el plano internacional, después de la caída de casi un 30% en los valores (entre el 7 y 27 de mayo pasado) que en números representaron 200 pesos por tonelada, "parece venirse una reversión", indició Dante Romano, de la corredora Grimaldi Grassi.

Sustentó el argumento en una serie de razones. "Los procesadores (harineros) de China establecieron un precio de venta mínimo para la harina de soja, que a los valores actuales del poroto volverían a generar un negocio rentable", dijo.

Por otra parte, "las firmas exportadoras de Brasil anunciaron que no embarcarán más soja hacia China -tras sucesivos rechazos de buques por problema de funguicidas- hasta que se aclare este punto, lo que haría que los chinos deberán recurrir más a Estados Unidos y a Argentina", agregó Romano.

Pese a estos virtuales factores alcistas para el valor de la soja en el mercado argentino, "la dirección del mercado dependerá de la evolución climática en Estados Unidos y de cómo siga la política china, ambos elementos impredecibles", agregó el especialista de Grimaldi Grassi.

En los hechos todo el mercado internacional estuvo pendiente del cielo norteamericano. Las lluvias a principio de la semana inflaron los precios y en sólo dos días, cuando cesaron las precipitaciones, las cotizaciones se derrumbaron.

Si bien en este juego intervienen fuertemente los fondos de inversión con actitudes meramente especultativas, lo cierto es que buena parte de la resiembra de maíz que se esperaba realizar podría ser utilizada con la soja, lo que aumentaría el área. De todos modos, esto podría estar atemperado por un retraso en la siembra de la oleaginosa (ya está retrasada más de quince días) y los rendimientos podrían ser menores.


Una campaña más cara
En el plano doméstico, los productores que hoy están sentados sobre la soja estudian con atención que pasos dar. Lo único que saben a ciencia cierta es que la próxima campaña de granos gruesos les va a salir más cara.

Esto no sólo por la caída de las cotizaciones récord -que cualquier empresario serio debió haber estimado- sino además porque en el mercado interno subieron los precios de los insumos básicos.

Para Estévez (Los Grobo), "la siembra de la soja de esta campaña 2004/2005 tendrá un costo un 25% más alto que la anterior, con un piso de mínima del 15%".

"Se nota mucha preocupación entre las empresas que están haciendo su presupuesto para la siembra nueva", dijo el especialista.

Los hombres de campo están alarmados por cuestiones como el precio del gasoil (Esso y Shell incrementaron un 5% los valores, lo que suma 200 millones de pesos de costo al agro en su conjunto); mayores costos por la compra adicional de fungicidas a raíz de la aparición de la roya de la soja (que hoy en el mercado está a 25 dólares y no sólo con eso se garantiza el control total contra la enfermedad); el aumento del precio del glifosato, el herbicida de cabecera de la soja (que en la campaña pasada costaba u$s 2,3 el litro y ahora se está vendiendo hasta u$s 4,8, aunque se prevé una leve baja) y finalmente los valores de los alquileres que siguen firmes, especialmente en la zona núcleo. "Van a hacer falta más quintales para cubrir los costos", resumió Boglioli, de Roagro.

Ante este escenario que en líneas generales se reduce a achicamiento de márgenes de ganancias y mayores costos de producción, los productores parecen decididos a reducir los gastos más superfluos o achicar sus inversiones en otros segmentos que no sean su capital de trabajo.

En Agroactiva, la más reciente muestra agropecuaria y de maquinaria agrícola quedó demostrado que en líneas generales, el hombre de campo sigue interesado en colocar sus dólares en equiparse. "No se notó retracción de compra", indicaron analistas que recorrieron esta exposición.

En cambio, los analistas del mercado estiman que las primeras reacciones de cautela se experimentarán en el consumo de bienes de uso, especialmente vehículos, o inversiones en inmuebles, cuya demanda estuvo motorizada en los últimos tiempos por los dineros provenientes de la actividad agropecuaria.

Por ahora, la sangre no llegó al río. Los empresarios de estos rubros señalaron a La Capital que aún no hay señales de que el campo intente dejar de invertir en estos segmentos y en todo caso, si esto se produce recién se notará en los próximos meses. Aún así, siguen con atención la pizarra de la Bolsa.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
La soja cotiza U$S50 más que el año pasado en esta misma fecha.

Notas Relacionadas
El impacto en el mercado doméstico

Lo que se perdió

Los números del complejo


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados