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 sábado, 29 de mayo de 2004

Como en el cine. Increíble fuga del Moco Ramírez, un joven de 19 años imputado de homicidio que vive en barrio Plata
Herido de dos tiros, un preso se escapó del Heca
Un policía estaba en el baño y otro hablaba por teléfono. Zafó de las esposas e ignoran por cuál puerta huyó

Tener dos balazos y dos policías custodiándolo no fue ningún impedimento para el Moco Ramírez. El muchacho, de 19 años, logró escabullirse del Hospital de Emergencias el jueves a la tarde eludiendo a los custodios. Pudo liberarse de las esposas, recorrer los pasillos del centro asistencial y ganar la calle. El pibe había ingresado al Heca la madrugada del domingo con un proyectil en la pierna derecha y otro en el abdomen. Apenas llegó con su madre contó que lo habían baleado un par de ladrones que le quisieron robar las zapatillas. Pero su coartada se cayó cuando se conoció la historia del vigilador Omar Daniel Castro, que lo acusó con nombre y apellido de ser uno de los maleantes que ese mismo domingo había intentado asaltarlo y le había disparado en el barrio Plata. Antes de gatillar el arma el pibe lo acusó de ser el "botón del barrio".

El escape del Darío David Ramírez provocó que los dos uniformados que lo vigilaban fueran sancionados con el pase a disponibilidad por disposición del jefe de la policía rosarina, José Manuel Maldonado. Y un juez correccional les abrió una causa por facilitamiento de evasión.

La fuga tuvo ribetes curiosos. Cerca de las 18 del jueves, Ramírez estaba en la cama 126 del sector 13, ubicado en la planta baja del Heca, a pocos metros de los consultorios externos. A esa hora esperaba que los médicos le dieran el alta para ser trasladado al penal de la comisaría 18ª. Sus dos custodios eran un sargento de la comisaría 33ª y un agente que revista en la seccional 18ª. Los dos policías no estaban con él cuando ocurrió el escape: uno ocupaba el baño porque, según una fuente policial, tenía "una descompostura digestiva". El otro hablaba por teléfono en el destacamento policial.

Para entonces el Moco había zafado de las esposas, un trabajo aún inexplicado. Con una de ellas estaba amarrado a la parrilla de la cama y la otra sujetaba una de sus manos. En ese momento, su compañero de habitación lanzó el grito de alerta. "Se te escapa el preso", le dijo al policía que estaba en el baño cuando ya Ramírez corría por los pasillos del Clemente Alvarez.

El uniformado buscó a su compañero y juntos salieron tras los pasos de Ramírez. Su búsqueda fue infructuosa. El Moco había desaparecido. Hasta anoche se ignoraba por cuál de los ingresos al Heca se había escapado. El vocero consultado señaló que las esposas serán examinadas por la sección Logística de la Unidad Regional para conocer el estado en que se encontraban. "Si son malas, las abrís con un alambre", explicó.

La historia del chico está signada por varios episodios violentos. Está señalado por al menos un homicidio: el de Luciano Manno, un adolescente de 16 años al que el Moco está imputado de apuñalar en octubre del 2001. El ataque ocurrió a la salida de un baile en el club La Consolatta, de Patria y Callao, que un grupo de jóvenes había organizado con la intención de recaudar fondos para un viaje de estudios.

Un grupo de chicos, entre los que estaba el Moco, que era menor de edad, molestó y golpeó a unos chicos dentro del baile. Entonces los amigos de Luciano salieron para correrlos. La mayoría del grupo regresó al club después de perder de vista a los atacantes, pero Luciano se resbaló y cayó al suelo. El tropezón fue fatal: el Moco y otro pibe apodado Lele se lanzaron sobre Luciano, le dieron un botellazo en la cabeza y lo asestaron varias puñaladas . Después lo remataron con un golpe en el corazón. Poco después, Moco y Lele fueron detenidos. Luego fueron liberados.


Los balazos del domingo
Al llegar a su casa de Las Flores al 3600 en barrio Plata, en la madrugada del domingo, el custodio Omar Castro escuchó una intimidación. "Bajá la cabeza, ¿así que sos el botón del barrio". El que había pronunciado la orden amenazante era Ramírez, un pibe al que Castro conocía porque vive a tres cuadras de su vivienda. Junto a él había otros tres jóvenes. El custodio obedeció y un revólver le apuntó al cuello. En el mismo momento en que se produjo la detonación, el vigilador lanzó un manotazo que milagrosamente desvió la trayectoria del proyectil.

El plomo rozó el cuello de Castro y entonces el muchacho peleó con ellos hasta que logró entrar a su vivienda. Detrás de él lo hicieron los maleantes que le destrozaron la puerta a tiros y patadas. Antes de irse, le robaron 300 pesos y un celular.

Castro estaba convencido de que no había sido un simple asalto, sino la venganza por una denuncia por robo que hicieron dos semanas atrás, cuando un grupo de chicos se llevó la ropa que había en la terraza.

El Moco resultó herido prácticamente a la misma hora en que Castro era atacado, aunque hasta anoche los investigadores no habían aclarado cómo se desencadenó el suceso.

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Darío "Moco" Ramírez estuvo cuatro días en el Heca.

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