| sábado, 29 de mayo de 2004 | Crisis energética Estoy en contra de disminuir la luz pública y privada, en primer lugar por la inseguridad y luego por el turismo de invierno, que aumentará por las vacaciones escolares, por el Congreso de la Lengua y si el municipio debe captar extranjeros con tours atractivos, en nuestra ciudad y/o provincias vecinas, a tal fin debe contactar expertos en estos temas. Lo que debieran hacer Nación, provincia y municipio es: cambiar por lámparas de bajo consumo, donde sea posible, y controlar el encendido. Prohibir el uso de estufas eléctricas, pavas, cafeteras o radios en sus oficinas. Cambiar el horario de funcionamiento de las oficinas de 9 a 17, sin horas extras. Campaña para conseguir la adhesión del comercio, para trabajar de 9 a 18, trabajando sábados y domingos por los visitantes y por la crisis misma. Dentro de lo posible y controlando el rendimiento, trabajar en algún sector en horarios nocturnos. Controlar y restringir el uso del agua, con arreglos de canillas, llaves de paso, mingitorios, etcétera. Y también en el riego de los parques municipales. El alumbrado público lo debe pagar la Municipalidad, aumentando la tasa en relación a la misma. Todo complementado con mayores fuerzas de seguridad, policial y/o Gendarmería, Prefectura, aeronáutica, Ejército, etcétera. Capital y provincia de Buenos Aires no pueden ser las únicas privilegiadas. Los particulares deberán lavar las veredas, regar el jardín, sólo tres días como máximo por semana, por un lado los pares y por otro los impares. Reducir el programa de los lavarropas automáticos y hacerlo con agua natural, lo mismo que los baños de inmersión y duchados prolongados, sobre todo controlar a los jóvenes. Eliminar o reducir pavas, cafeteras, tostadoras eléctricas, usar el microondas con alimentos de rápido calentamiento o cocción y si quedan luces y/o relojes encendidos desenchufarlos. Los freezers y heladeras con dos motores consumen mucha energía y son causales de pagar cifras muy elevadas. Moderar el tiempo de funcionamiento de la TV, computadoras, audio, etcétera y cambiar las lámparas incandescentes por las de bajo consumo, así como apagar luces innecesarias. No usar estufas eléctricas y en las de gas moderar la intensidad de la temperatura evitando cambios bruscos, vale lo mismo para los aires acondicionados-calor. Donde la EPE y la Municipalidad deberían tomar cartas en el asunto es en los edificios de propiedad horizontal, donde más del 70 por ciento funciona con equipos y artefactos, sin tecnificación.
Pedro Brunet
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