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 miércoles, 26 de mayo de 2004

El año K. Charly García le puso el mejor final a una fiesta sorprendente
El día en que la música llenó la Plaza de Mayo
El gobierno ideó un festival artístico que, pese al día frío y lluvioso, logró cautivar a decenas de miles de personas

Rodolfo Montes / La Capital

Hizo estallar la guitarra sobre el piso del escenario y detrás de un efecto de humo y fuego de artificio, desapareció de la escena la Fender roja, brillante. Fue el final de la fiesta, y de la corta (pero impecable) participación del máximo artista de rock argentino, Charly García. Habían pasado más de seis horas de un acto ideado con prolijidad y cierta audacia por parte del gobierno nacional. Y la fiesta llegaba a un final feliz.

Los brillantes siete minutos de Charly en el escenario, cantando su Himno, acompañado por una multitud enfervorizada, fueron uno de los picos de mayor emoción en la Plaza. "Juremos con gloria a morir", cantó el artista vestido de blanco, con bandas celestes cosidas sobre su saco, con maquillaje blanco en la cara y sombrero negro.

Tal vez en ese instante el acto de festejo patrio, que funcionó como excusa -válida al fin- para la celebración del primer año de la etapa Kirchner, encontró el mejor momento de síntesis que imaginaron los creadores de la idea.

Pero la tarde tuvo muchos ingredientes fuertes. Las vibraciones que provocó la presencia del poeta cubano Silvio Rodríguez, solamente con su voz y con su guitarra acústica, en un escenario de más de 30 metros de boca, no pueden soslayarse. "¿Silvio cantando en la Plaza de Mayo?, ¿alguien me puede confirmar que sea cierto lo que estoy viendo?", preguntó a los gritos un espectador de la primera fila, apretado contra la valla, debajo del escenario.

La Plaza quedó chica. Además de las 60 mil almas que caben en su superficie, muchos miles quedaron en las calles adyacentes, participando del acto a través del sonido, pero con el escenario fuera del ángulo de visión.

Por la mañana, tenue, casi pudoroso, el sol del 25 fue asomando. Y la lluvia que había sometido a la ciudad, dio un respiro de mediodía. Entonces se facilitaron las cosas para que la Plaza de Mayo se llenara. Pero la lluvia volvió a media tarde, cuando el acto ya había tomado envión. Y no le hizo mella. Nadie se acobardó y todos hicieron el aguante hasta el final.

A la cita no le faltaron, por supuesto, motivos artísticos. Además de Charly García y Silvio Rodríguez, una lista larga y categórica de primeras figuras populares aseguraron una concurrencia masiva. Pero las melodías de los músicos famosos no fue lo único que circuló frente a la Casa Rosada. Un cierto aire de recuperación del sentido festivo por el cumpleaños de la patria, también atravesó los corazones de los ciudadanos apretados en la plaza. Flamearon banderas argentinas, de Ernesto Che Guevara, San Martín, y en casi ningún caso hubo referencias políticas partidarias.

Se sabe: la idea de patria en la Argentina de los últimos treinta años, la de los sucesivos malos entendidos, y dramáticos fracasos, es una cuestión algo difusa, evanescente. Sobre todo para los jóvenes. El acto de ayer en la Plaza, pareció, por el contrario, un primer intento por reconfigurar, aunque parcialmente, algunos pedazos de la Argentina rota. El gobierno recurrió a un clásico slogan "Todos somos argentinos", y entrecruzó, sin hacerlo explícito, la fiesta de cumpleaños de la patria con la celebración de su propio primer año de gobierno.

Eso sí: tuvo el recato de no exponer a Néstor Kirchner en el centro de la escena y dejar en manos de los artistas (al pie de la Rosada) y de una plaza sin vallados y repleta de gente todos los significados políticos.

El festejo organizado por el gobierno nacional quedó formalmente acotado a la fecha patria y a la convocatoria de los artistas. Pero en política, más que lo que se dice, suele cobrar mucho valor lo que se insinúa. Los significados que se disparan en la libre elaboración de los ciudadanos suelen calar más hondo que los mensajes obvios y agotados en el momento de su emisión.

La Plaza de ayer se constituyó, entonces, en la celebración posible para un tiempo social traumático, como vive el país. Recuperar y resignificar la idea de patria, mantener un horizonte de cambio, son hoy el punto de partida, la idea que el gobierno busca instalar en la sociedad. Por ahora lo logra y lo sostiene. El futuro, como siempre, está lleno de interrogantes.

Al cabo, fue Charly García, el mismo que hace treinta años escribió y cantó un célebre tema dedicado a las Fuerzas Armadas que dice "si ellos son la patria, yo soy extranjero", quien cerró la fiesta con su versión del Himno Nacional, con letra original y cargada de arreglos musicales, que, aseguran, enamoró al presidente y a su círculo íntimo.

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Charly García cerró el festival interpretando el Himno Nacional.

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