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 domingo, 23 de mayo de 2004

Lecturas
Mujer analizada por mujeres
Ensayo. "Itinerarios de lectura. La narrativa de María Elvira Sagarzazu", de Graciela Aletta de Sylvas y Antonia B. Taleti. Laborde Editor, Rosario, 2003.

Delia Crochet

Interesadas por la escritura de mujeres y con un aparato teórico de singular eficacia crítica, Graciela Aletta de Sylvas y Antonia Taleti abordan la obra de María Elvira Sagarzazu de un modo riguroso. Las notas a pie de página constituyen una verdadera biblioteca crítica y teórica, afirmó Roberto Retamoso en la presentación del libro. Pero el trabajo, pensado desde una perspectiva de género, excede esa categoría para inscribirse en el campo de los estudios culturales, porque partiendo de la escritura de Sagarzazu el libro constituye una indagación general sobre la cultura musulmana.

Los lugares paratextuales proporcionan un código de lectura, afirman las autoras en un pasaje del texto, citando a Regin Robin. Podría aplicarse el concepto a los dos epígrafes que preceden su propia investigación, uno de Jorge Luis Borges y el otro de Roland Barthes, anticipaciones ambos de una apuesta por el diálogo y la verdad lúdica que propone la lectura.

Las autoras reflexionan sobre la identidad femenina de los personajes de esa narrativa pero también lo hacen sobre la constitución de la identidad en la región del Río de la Plata, en la que la presencia morisca ha sido disimulada, tal como postulara en su obra la propia Sagarzazu. Edward Said y Mario Margulis les sirven para examinar esta problemática mayor de la identidad y la noción de imagen de Cornelius Castoriadis es el modelo seguido para revisar las diferentes imágenes de la mujer.

¿Es posible desorientar a la Historia? Los andalusíes lo hicieron. Despojados de su cultura, forzados al nomadismo, llegaron a América en los barcos de los conquistadores como una cultura negada y secreta, cambiados sus nombres, prohibida su religión.

María Elvira Sagarzazu se especializó en lengua y cultura árabes en Rosario, ciudad donde produjo su obra (novelas y ensayos), aunque es oriunda de Corrientes. La investigación la llevó a interesarse en la contribución de la presencia morisca en la identidad argentina. En sus novelas se despliegan distintas sociedades con su imaginario social y su diversa eficacia simbólica. La sociedad musulmana con sus interdictos sobre la mujer y, dentro de ella, la sociedad andalusí, producto del encuentro entre Cristianismo e Islam, espacio histórico en el que los códigos se han atenuados y la tolerancia es notoria.

Se confrontan además identidades femeninas. En la novela "La puerta del tiempo", por ejemplo, Aletta de Sylvas y Taleti contraponen la subjetividad de Salima, la aristócrata y esposa legal, y de Jerónima, la cautiva cristiana, en el escenario de Túnez en el siglo XVII, evidenciando las argucias de la segunda para lograr poder y disputar el amor de Mustafá a Salima, que es vista en su clausura a toda transformación.

El contexto les permite revisar las concepciones del amor y compararlas. El amor cortés, el amor romántico de la poesía andalusí, vasallaje, servidumbre, y la recurrencia en la literatura oriental de la astucia femenina, retomada luego por Bocaccio. La organización de los linajes, las relaciones de las mujeres con el saber, lo femenino, que se vuelve múltiple para desplazar los límites y hablar desde distintos lugares, culturas y épocas.

Aletta de Sylvas y Taleti se ocupan también del concepto de novela fictórica empleado por Sagarzazu, consistente en el descubrimiento de un personaje destacado y poco conocido, borrado por los mecanismos del poder y recuperados en el relato. La política del texto, señalan en ese sentido, estaría basada en traer a escena a un desaparecido de la Historia, revelando la posibilidad que se arroga la misma de "borrar" personas. E incluyen este tipo de novelas en el campo de los "discursos que revisan otros discursos", para renovar un pacto de lectura. En esta perspectiva es rescatada la existencia de Mustafá de Cárdenas, el jefe de los andalusíes de Grombalia, Túnez, en el siglo XVII. Las autoras concluyen destacando el equilibrio logrado por Sagarzazu entre el discurso literario y el histórico, procurando resolver ambos en un registro filosófico que reflexione sobre el alcance de la memoria, la experiencia individual y la búsqueda de lograr confluencias culturales.

Finalmente se ocupan de la representación de la lectura en esta narrativa. Los escenarios de lectura, el papel de la censura, el libro como cuerpo del delito, destacando las preferencias de la escritora correntina por el mundo árabe, y el predominio de la poesía sobre las demás artes, para lo cual entreteje en las novelas los nombres de poetas pre-islámicos y los que vinieron luego, las expresiones de idealización del amor udrí, y la experiencia más concreta formalizada en el amor ibahí.

La obra de Aletta de Sylvas y Taleti se suma a un cuerpo crítico necesario para abordar la producción literaria producida en Rosario, y en particular la escrita por mujeres.

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