| domingo, 23 de mayo de 2004 | Cara a cara con "el subgerente general" Una semana después de su detención, Ramón Verón e Hilda Cardozo fueron retirados de la Fábrica de Armas. "Hicimos un viaje de cuatro o cinco horas -dice Verón-. Por testimonios posteriores, se sabe que Hilda estuvo en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), de donde deduzco que ése fue el lugar al que nos llevaron. También hay testigos que la vieron en el centro clandestino de La Perla, en Córdoba".
Verón fue conducido de regreso a la Fábrica. Allí pudo ver a un represor denunciado en la Quinta de Funes: Carlos Isach. "Un día me hizo mover una puerta, robada en una casa allanada. Por debajo de la venda miro y lo veo: un petiso rubio, medio colorado, de voz chillona. Se enojó mucho; yo pensaba que me iban a matar". Además tuvo una entrevista con un militar que se presentó como "el subgerente general" y que podría haber sido Luciano Adolfo Jáuregui, ya que para los represores "el gerente general" era Leopoldo Galtieri.
El ex trabajador del Swift estuvo esposado junto a Susana Miranda, enfermera del Sanatorio Plaza que fue llevada a la Fábrica de Armas con un compañero de trabajo, Ariel Morandi. Ambos habían estado en el centro clandestino de la Jefatura de Policía de Rosario. "Los represores comentaban que en la Jefatura los estaban por matar sin haberles sacado información -revela Verón-. Llegaron muy maltrechos. Ariel Morandi tenía quemada la cabeza, ya que le habían tirado bencina y prendido fuego. Los militares lo curaban para volver a torturarlo". Los dos enfermeros siguen desaparecidos. enviar nota por e-mail | | |