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 domingo, 23 de mayo de 2004

La tragedia familiar explica la renuncia de Sonia Gandhi
Su origen extranjero y el temor a ser asesinada como su esposo y su suegra impulsaron su decisión

Nueva Delhi. - Sonia Gandhi, "la italiana", heredera de una dinastía vinculada a la historia de la India desde su independencia en 1947, renunció esta semana a aceptar el puesto de primer ministro de su país, en una decisión en la que se combinan la resistencia originada por su condición de extranjera pero, sobre todo, el fantasma del trágico final de varios miembros de su familia mientras ejercían ese alto cargo y su condición de madre. "Ya perdimos a nuestro padre, no queremos perder también a nuestra madre", le rogaron sus dos hijos. Sonia es viuda de Rajiv Gandhi, asesinado cuando era premier ne 1984, hijo de Indira, también asesinada cuando ejercía ese cargo.

"El puesto de primer ministro nunca fue mi objetivo. Había decidido que si un día me encontraba en la posición en la que estoy en este momento, seguiría mi voz interior. Hoy esta voz me dice que debo, humildemente, renunciar a ese puesto", anunció dramáticamente el martes pasado Sonia Gandhi, de 57 años.

Su renunciamiento puso un abrupto final a la polémica nacida tras la sorpresiva victoria de su opositor Partido del Congreso sobre los nacionalistas del saliente primer ministro Atal Behari Vajpayee en las elecciones indias.

El principal punto de esta controversia eran los orígenes de Sonia Gandhi, nacida en el norte de Italia aunque con nacionalidad india desde 1984. Casada con Rajiv Gandhi en 1968, Sonia borró progresivamente toda apariencia occidental, hasta el punto de lucir el sari y el shalwar kameez en vez de la ropa europea. Gandhi se distanció de la religión católica y, a pesar de las acusaciones de sus detractores, habla relativamente bien el hindi, que aprendió poco después de su casamiento, según asegura Rasheed Kidwai en una biografía de Sonia publicada en 2003.

Sin embargo, todas estos gestos para tratar de ser aceptada en un país con un fuerte sentido de la idea de nación tras un pasado de "joya de la corona" británica no bastaron para poner fin a la resistencia de los nacionalistas hindúes, e incluso de miembros del propio Partido del Congreso. Los nacionalistas habían dicho oficialmente que no concurrían al acto de asunción de Sonia como primer ministro.

Esta resistencia, un hándicap muy grande para afrontar la tarea de liderar un país de más de mil millones de habitantes, se combinó con los fantasmas de un final trágico que se llevó a otros miembros de su familia: su marido Rajiv y su suegra Indira, ambos ex primeros ministros indios, fueron asesinados en 1991 y 1984 respectivamente, cuando ejercían el gobierno.


"No te queremos perder"
En una familia marcada por la gloria, pero también por el horror, una madre no desoye los pedidos de sus hijos. Y según Jyoti Basu, de la oficina política del Partido Comunista Indio-marxista, Rahul Gandhi (34 años) y Priyanka (32) no querían que su madre se convirtiera en primer ministro. "Rahul y Priyanka dijeron: perdimos a nuestro padre, no queremos perder a nuestra madre", afirmó Basu, según el francés Le Monde.

Este viernes, en un gesto de la fuerza a veces menospreciada que puede tener el vínculo familiar en un mundo cada vez más pragmático, Sonia y su hijo Rahul arrojaron juntos pétalos de rosa en el memorial de Rajiv Gandhi al cumplirse un nuevo aniversario de su asesinato, el 21 de mayo de 1991, a manos de una terrorista de los tamiles de Sri Lanka.

Para Sonia, el futuro es una incógnita. Según los analistas, este "gran acto de renunciamiento" no hará más que elevar su estatura política. (AFP)

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Sonia en el homenaje a su esposo Rajiv.

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