Los estrenos bajo la lupa de Escenario

Calificación: 3 estrellas. Intérpretes: M. Pitt y E. Green. Dirección: Bernardo Bertolucci. Género: drama. Duración: 98 minutos. Salas: Monumental, Del Patio, Village.

La película de Bernardo Bertolucci deja pensando, algo cada vez menos frecuente en el cine. Cuenta la historia de un joven estadounidense que se hace amigos de dos jóvenes y seductores franceses, Isabelle y Theo en 1968, en París. Los une, en principio, su pasión por el cine y después cierto aire de época, el pensamiento de que el mundo podía cambiar para mejor, pese que el "mejor" de esos años estuviese identificado con determinadas banderas. Bertolucci plantea una crítica a esas banderas, tanto a los que pensaban que Mao era un ejemplo positivo como al mundo del chico estadounidense, que se dice pacifista pero sin problemas en aceptar que sus compatriotas estén en Vietnam. Hay nostalgia pero también cuestionamiento, y riesgo al avanzar hacia las tierras prohibidas del incesto. Al aspecto político la película une el entramado de las relaciones amorosas, familiares y sexuales. El filme hace de ellas en buena medida su centro, un centro que condimenta con la pasión cinéfila de los personajes que por momentos sienten y creen vivir de acuerdo a las películas que han visto. Por ejemplo, Isabelle fantasea con una muerte del estilo de "Mouchette", la película y personaje de Robert Bresson. En algún sentido, la entrada cinéfila por momentos molesta porque parece didáctica, pero por también puede ser vista como una gentileza para un espectador que no conozca los filmes citados. Las actuaciones son correctas, con una leve ventaja para Michael Pitt en el papel del joven estadounidense que cuenta cómo en París, en 1968, hizo su educación sentimental, formó su persona para la que vendría después, aunque el filme no lo muestra y deja la chance de pensar que se ganó y que se perdió con los años 60.


"Dos hermanos", un suicida con poco éxito
Calificación: 3 estrellas. Intérpretes: Jamie Sives, Adrian Rawlins y Shirley Henderson. Dirección: Lone Scherfig. Duración: 111 minutos. Género: comedia dramática. Sala: Village.

La decisión de instalar en el centro de una narración a un suicida puede transformarse en una pesadilla para el espectador y en un riesgo para un director. Sin embargo, "Dos hermanos" se destaca por haber logrado hacer de esa trágica decisión un motivo de reflexión con sutiles trazos de comedia. El planteo inicial es simple: un suicida compulsivo e irremediablemente fracasado en sus intentos, es rescatado por el amor. La trama incluye a un hermano mayor que corre de un lado a otro cada vez que el muchacho encuentra una nueva forma de acabar con su vida. La rutina fraterna de ir de casa al hospital y viceversa acaba cuando aparece una mujer en sus vidas que, además, reposiciona el deseo extraviado de los dos hermanos. Los aciertos en la elección del sólido elenco se complementan con el enfoque que eligió el director, consistente en identificar las frustraciones del personaje protagónico. Una actitud similar adoptó con el resto de los personajes, lo que transforma a "Dos hermanos" en un relato singular que conjuga sin prejuicios lo bueno y lo no tan bueno de la vida.


"Como si fuera la primera vez", el mayor desafío del amor
Calificación: 3 estrellas. Intérpretes: Adam Sandler, Drew Barrymore y Rob Schneider. Dirección: Peter Segal. Género: comedia romántica. Duración: 99 minutos. Salas: Monumental, Siglo, Village.

Las comedias románticas de Hollywood ya no saben qué truco probar. Pero a veces aciertan con la receta, por más indigesta que parezca. En este caso, la protagonista (Drew Barrymore) sufre de una pérdida de memoria a corto plazo, jamás recuerda lo que pasó el día anterior. El conflicto se presenta cuando un veterinario de lo más mujeriego (Adam Sandler) se enamora de ella, y no le queda otro remedio que conquistarla todos los días. El planteo es eficaz mientras mantiene la tensión de los reencuentros amorosos y se busca una solución para un problema que no la tiene, pero naufraga en algunos pasos de comedia protagonizados por Sandler. Drew Barrymore, en cambio, actúa para enriquecer a su personaje, y no cae en tics de comediante experimentado. Como de soslayo, y sin llegar a profundizar en el tema, la película ironiza sobre los pros y los contras de la rutina, la falta de sorpresa y los pequeños sobresaltos de una vida amorosa estable.


"Luna de Avellaneda", la tentación de repetirse
Calificación: 2 estrellas. Intérpretes: Ricardo Darín, Eduardo Blanco y Mercedes Morán. Dirección: Juan José Campanella. Género: comedia dramática. Duración: 145 minutos. Salas: Monumental, Siglo, Village.

Sus dos horas y veinticinco minutos de duración son sólo una de las falencias de "Luna de Avellaneda", que ubica su acción en un club de barrio en decadencia luego de los fulgores de la década del 50. Campanella parece obligado a insistir con una historia con reminiscencias de "El hijo de la novia", al punto que Darín y Blanco componen casi los mismos personajes. Pero quizás entusiasmado por la pantalla ancha y la gran cantidad de extras que empleó, Campanella consuma una película que se ramifica demasiado y sumerge al espectador en excesivos tiempos muertos, momentos de dudoso humor y diálogos con poco vuelo. Por otra parte se notan las seis manos masculinas que intervinieron en la factura del guión, que pone en labios femeninos algunas expresiones poco creíbles y ve a la mujer como una especie poderosa, a veces traicionera o por lo menos incomprensible.


"Bajo el sol de Toscana", una tragicomedia sin final.
Calificación: 2 estrellas. Intérpretes: Diane Lane, Sandra Oh, Lindsay Duncan y Raoul Bova. Dirección: Audrey Wells Género: comedia dramática. Duración: 116 minutos. Salas: Monumental y Village.

Una mujer que escribe reseñas de libros en San Francisco descubre que su marido le es infiel y que, además, la demanda en los tribunales pidiéndole la división de bienes y una pensión por alimentos. Apiadándose de ella, un grupo de amigas la invitan a un tour por Italia para que olvide el mal trago que le sirvió la vida. Sobre esta base, la directora Audrey Wells planifica una construcción cinematográfica que rápidamente muestra sus flancos débiles. La protagonista llega a Toscana y, quizá por obra de los mágicos paisajes, se enamora de una villa primero y de un hombre después. A la casa la consigue por un extraño milagro, pero al amor le resulta más difícil atraparlo. Esos encantamientos y soluciones mágicas (como la de comprar una villa por antojo) que suele proponer cierto cine americano no sirven para ponerle un moño rosa a la película que, lentamente, termina por naufragar.