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 sábado, 22 de mayo de 2004

Bolivia se juega su futuro con el referendo sobre el gas
La izquierda lo rechaza y amenaza acciones violentas. La región gasífera y la derecha tampoco lo aceptan

La Paz. - Los opositores de derecha e izquierda al referéndum del gas del próximo 18 de julio en Bolivia comenzaron a evaluar acciones para enfrentar la consulta, mientras el presidente, Carlos Mesa, advierte del riesgo de una "hecatombe" en el país.

El cuestionario para el referéndum contiene preguntas sobre la propiedad de los hidrocarburos, la refundación de una empresa petrolera estatal, las fórmulas de exportación y la opción de usar el gas como elemento estratégico para lograr de Chile una salida soberana al mar.

La tendencia actual es que los opositores de izquierda, ubicados sobre todo en el altiplano, recurrirán a las movilizaciones y las acciones violentas, mientras que los de derecha, situados en el rico oriente boliviano, buscarán fórmulas legales para frustrar la consulta.

En el medio, el gobierno ha advertido que no cambiará ni negociará las cinco preguntas del cuestionario y expresado su confianza en que la jornada democrática será un éxito gracias a las "mayorías silenciosas".

La COB, que rechaza el referéndum porque no contempla la nacionalización de los hidrocarburos, ha descartado de raíz la posibilidad de dialogar con el gobierno y empezado a estudiar las acciones que, según amenazas de su secretario ejecutivo, Jaime Solares, pueden llegar hasta el secuestro y quema de urnas. No es la primera vez que Solares y la COB, así como la izquierdista Federación Indígena, lanzan amenazas de acciones violentas claramente ilegales. El secretario general de esta última organización, Felipe Quispe, renunció a su banca de diputado y anticipó bloqueos de rutas por grupos armados.

Las fuerzas de izquierda, con excepción del partido Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales -ahora aliado de Mesa-, consideran que la consulta es "innecesaria", pues según ellos el pueblo ya se pronunció por la nacionalización del gas con la insurrección que en octubre pasado derribó al presidente constitucional Gonzalo Sánchez de Lozada.

En la otra orilla, la Asamblea de la Cruceñidad, que reúne a diversas organizaciones del departamento de Santa Cruz, en el rico oriente de Bolivia, apunta contra la supuesta inconstitucionalidad del referéndum. Dan como ejemplo de esto el hecho de que la organización de la consulta -una figura nueva en la Constitución- esté en manos de la Corte Electoral, a pesar de no estar constitucionalmente autorizada para ello.

Las organizaciones cívicas del departamento de Tarija, donde está la casi totalidad de los 55 trillones de pies cúbicos de reservas de gas, apoyan la posición de Santa Cruz y aspiran a que también lo hagan los departamentos de Chuquisaca, Beni y Pando, que completan la llamada "media luna", una amplia franja territorial que históricamente objeta el liderazgo de La Paz. La población de Tarija se opuso en octubre a los planteos nacionalistas que hicieron caer el proyecto para que un gasoducto partiera de ese departamento hasta un puerto chileno.

El cuestionario del referéndum tampoco cuenta con el respaldo de dos de más importantes fuerzas parlamentarias, los partidos derechistas Movimiento Nacionalista Revolucionario y Nueva Fuerza Republicana. El primero, molesto porque se haga referencia explícita en una pregunta a su líder exiliado Sánchez de Lozada, ha anunciado acciones contra la supuesta inconstitucionalidad.


Con Evo Morales a favor
Para Mesa es un gran éxito haber ganado el apoyo del MAS, al que se considera el mayor movilizador de masas del país. El líder del partido, Evo Morales, apoya enfáticamente el cuestionario y asegura que responde a la "agenda de la guerra del gas", como se recuerda al movimiento de octubre. Morales afirma que la oposición no viene de los trabajadores sino de cúpulas sindicales que no entienden el proceso. Por su influencia en los sectores populares, la participación del MAS puede ser fundamental. El fracaso de la reciente huelga general de la COB es una demostración de este poder del MAS, que no acompañó la medida de fuerza. El otro partido que apoya a Mesa, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, socialdemócrata, es más importante en el Parlamento que en las calles.

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Un maestro hace el gesto de prender dinamita durante la huelga de la semana pasada.

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