| miércoles, 19 de mayo de 2004 | Apoyo para recuperar la voz y comenzar una nueva vida Una fonoaudióloga y una psicóloga ofrecen rehabilitación al laringectomizado Belén Travesaro / La Capital Desde que en la infancia adquirimos el lenguaje, la voz pasa a tener un rol fundamental para la comunicación. Necesitamos hablar para expresar nuestras emociones, pedir lo que queremos, trabajar, gritar, cantar... El órgano responsable de esta función es la laringe, estructura tubular donde se encuentran las cuerdas vocales. Nos hacemos conscientes de esta cualidad sólo cuando no la tenemos o se encuentra distorsionada. Las personas a las que se les ha extirpado la laringe a causa de una enfermedad pierden la función fonatoria, con las consecuencias que esto conlleva para su entorno. La rehabilitación fonoaudiológica posibilita que los laringectomizados vuelvan a hablar. En esto se basa el trabajo del Centro de Apoyo y Rehabilitación para Operados de Laringe (Carol), único servicio de estas características en la ciudad, que funciona desde el año pasado en la filial Rosario de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec), en el primer piso de Sarmiento 958 (Galería Mercurio).
El centro brinda servicios gratuitos a laringectomizados totales o parciales que debieron ser intervenidos a causa de un cáncer u operados de cuerdas vocales que requieren tratamiento fonoaudiológico. Desde los comienzos, en el 2002, lo dirige la licenciada en fonoaudiología Candela Scartascini de Arrúe Gowland, mentora del proyecto. Integran también el equipo la psicóloga Romina Sabignoso, y las estudiantes de fonoaudiología Mercedes Amuchástegui y Tamara Lenarduzzi.
Uno de los principales objetivos del centro es rehabilitar integralmente al laringectomizado, acompañándolo en el tránsito del silencio a la voz a fin de facilitar su reinserción familiar, social y laboral. "La mayoría de las personas sin cuerdas vocales pueden obtener una nueva voz", subraya Scartascini de Arrúe Gowland a La Capital.
Los que concurren a la institución en su mayoría son laringectomizados totales del sexo masculino, con un rango de edad entre los 55 y los 75 años, derivados de los centros de salud públicos de Rosario y alrededores. Allí reciben rehabilitación fonoaudiológica además de apoyo psicológico. Actualmente están en tratamiento 12 pacientes.
Distintos caminos La directora del servicio aclaró que para adquirir la nueva voz existen distintos caminos. "Es conveniente determinar qué es lo que va a resultar mejor para ese paciente, evaluar su perfil, tener en cuenta sus necesidades y características particulares. No hay métodos mejores que otros, el que se implemente será aquel con el que se sienta más cómodo y se alcancen mejores resultados", explicó.
La rehabilitación vocal del paciente laringectomizado puede realizarse a partir de tres tipos de voces: esofágica o erigmofónica, valvular o traqueoesofágica, electrónica o laringofónica.
El laringectomizado total puede recurrir a la voz esofágica, un método natural basado en aprender a llevar el soplo bucal al esófago. La adquisición de este tipo de voz requiere tiempo y puede optarse por uno de los tres métodos disponibles: deglución, inhalación e inyección, cuyas diferencias están dadas por el modo de aprovisionamiento del aire en el segmento faringoesofágico.
Otra de las formas de obtener una nueva voz es a través de la válvula de fonación (prótesis) colocada por el cirujano en el momento de la laringectomía o posteriormente a ella; o mediante el laringófono, prótesis laringea externa (membrana vibratoria, que funciona a pilas y se apoya en la parte más blanda del cuello). Con este último recurso se obtiene la emisión de una voz electrónica, monótona, pero clara. "Los más jóvenes aprenden en el momento, mientras que los que tienen problemas neurológicos o de edad avanzada requieren de más tiempo", especificó Scartascini de Arrúe Gowland.
Escucha y contención Otro de los pilares de la rehabilitación que ofrece el servicio de Lalcec es la contención psicológica, a cargo de la licenciada Romina Sabignoso, integrante del departamento de psicooncología de la institución. "En el trabajo con laringectomizados es importante tener en cuenta que la operación implica no sólo la pérdida del órgano o la función, sino también otras pérdidas. El sufrimiento es además de físico, psicológico, social y espiritual", puntualizó Sabignoso.
El trabajo se organiza de manera grupal propiciando un espacio en el que cada uno puede compartir su experiencia con otros que atraviesan por la misma vivencia. De esta forma establecen lazos, expresan emociones, temores y preocupaciones. Para contribuir a una mejor expresión se recurre a la escritura, la pintura, la música, entre otros medios artísticos. También se brinda la posibilidad de realizar terapia individual.
La psicóloga explicó que la pérdida de la voz implica otras problemáticas como la pérdida del rol familiar y social, dificultades en el desenvolvimiento laboral, disminución de la autoestima, alteración de la imagen corporal y de la sexualidad. La mayoría son hombres, sostén de familia, que por su condición suelen perder el trabajo. En el servicio reciben orientación respecto de la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos.
"El trabajo del servicio apunta a que el paciente pueda aceptar la pérdida, elaborar los sentimientos que este daño ocasiona, adaptarse a su realidad y lograr una nueva percepción de la vida. Buscamos que logre abrirse a proyectos y relaciones", enfatizó la psicóloga.
En el futuro próximo tienen previsto ofrecer también un espacio de contención a los familiares donde manifestar temores, inquietudes y movilizar sus recursos para afrontar la situación.
Entre los proyectos del servicio está la incorporación de otras disciplinas, tales como otorrinolaringología, musicoterapia, kinesiología y terapistas ocupacionales.
Los interesados en contactarse con el centro de rehabilitación pueden dirigirse a Sarmiento 958, 1º piso, los viernes de 13 a 17, o comunicarse con los teléfonos 4483479, 4483547 ó 155462695. enviar nota por e-mail | | Fotos | | La directora del centro de Lalcec. | | |