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 domingo, 09 de mayo de 2004

Reportaje
Slavoj Zizek: "Creo que la vieja dmeocracia está llegando a su fin"
El filósofo y escritor esloveno estuvo en la Fería del Libro de Buenos Aires, presentó su nuevo obra y disparó sobre occidente y el viejo capitalismo

Julieta Grosso

El filósofo y ensayista esloveno Slavoj Zizek, que convocó a unas 600 personas en la Feria del Libro para presentar su libro "Violencia en acto", sostiene que las democracias liberales están llegando a su fin y que la agenda política de las sociedades se ha desplazado hacia temáticas que simulan una tendencia a la despolitización.

El pensamiento de Zizek, apreciado por su variedad de matices y de enfoques, se proyecta en múltiples espacios del conocimiento que van de la filosofía al psicoanálisis, de la sociología a la comunicación y de la economía a la política, sin descuidar el cine, uno de sus focos de atención predilectos.

En sus escritos, el pensador traza una síntesis entre el marxismo y el psicoanálisis, a la vez que consigue refundar el discurso anticapitalista o de izquierda frente al binomio multiculturalismo-neoliberalismo: así lo ha demostrado en títulos como "El espinoso sujeto", "Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock" y "La metástasis del goce", todos ellos publicados por Paidós.

Las ideas de Zizek -nacido en 1949- están consideradas como una de las fuentes de regeneración de la izquierda, ya que revisa la historia sin nostalgias y no repara en involucrarse con los acontecimientos que analiza, como cuando participó del proceso que en 1991 culminó con la separación de Eslovenia de Yugoslavia.

En una entrevista, el filósofo se refirió a la integración de su país al bloque de la Unión Europea y reivindicó al cine como un campo de estudio ideal para detectar la ideología de las sociedades en su máximo estado de pureza.

-¿Cómo evalúa el flamante ingreso de diez países, entre ellos Eslovenia, a la Unión Europea?

-Como marxista yo estaba a favor del ingreso de mi país, especialmente porque en los últimos años ha habido un surgimiento de xenofobia. Lo bueno es que al menos a partir de ahora vamos a tener que respetar ciertas reglas de derechos humanos, pero el problema es que se comporten con nosotros de manera paternalista, como lo haría un maestro respecto del alumno que se porta mal. En los países ex comunistas es típico que la derecha religiosa esté en contra de estas adhesiones, en especial porque se preocupan de que el precio de integrar la Unión Europea va a ser justamente tener que respetar ciertos derechos, como el aborto y el divorcio.

-¿El apoyo pro-occidental es incondicional en todo el espectro político?

-Aquí (en Eslovenia) tenemos una linda paradoja: los mismos derechistas que estaban en favor del ataque a Irak son los que hoy están más en contra de la "americanización" de la cultura. La mayoría de los habitantes de la ex Europa del Este están a favor de los valores europeos contra el barbarismo de los árabes, pero por otro lado perciben la cultura comercial norteamericana como una amenaza a la cultura y los valores de nuestro país.

-¿Qué mutaciones puede generar este proceso de unificación regional sobre la manera en que se conciben la democracia y las identidades culturales?

-Creo que esta vieja democracia liberal está llegando a su fin y creo que para asegurarnos un espacio de libertad vamos a tener que reinventarla. ¿Qué significa la democracia hoy? ¿No estamos siendo testigos en los últimos veinte años de la misma escena que se repite una y otra vez: un líder populista de izquierda que se elige con la esperanza de que cambie las reglas del capitalismo y que luego se ve obligado a pactar con las instituciones financieras internacionales? Esto ya lo vimos con Nelson Mandela en Sudáfrica y con Lula da Silva en Brasil.

-¿Se trata de compatibilizar política y economía?

-Todas las reglas del juego político han cambiado drásticamente en los últimos veinte años. Tratan de convencernos de que vivimos en una era posideológica y de que la economía es una ciencia neutral practicada por expertos. No es así: siempre hay ideología de por medio. Cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) aconseja a un país que siga determinada política económica, no da un consejo neutral: subyace en él una determinada ideología. Y la política propiamente dicha, al menos en el Occidente muy desarrollado, cada vez más es una política cultural y sexual, es decir, con una agenda orientada a la tolerancia multiculturalista, la adopción, el matrimonio entre gays, etcétera.

-¿Cree que es genuina esta voluntad de la Unión Europea de convertirse en un gran bloque multicultural?

-Tengo mis dudas: muchas veces la noción de tolerancia enmascara a su opuesto, la intolerancia. Es un tema recurrente en mis libros el hecho de que, desde esta perspectiva liberal, la percepción básica de otro ser humano es siempre como la de algo que puede de algún modo dañarnos. Otra cosa que me molesta en el multiculturalismo es cuando me preguntan: "¿Cómo puede estar tan seguro de no ser un racista?" Mi respuesta es que hay una sola manera: cuando se puede intercambiar insultos, bromas, chistes sucios con un miembro de una raza diferente y ambos sabemos que no hay detrás una intención racista. Si, por el contrario, jugamos el juego políticamente correcto, con "Oh, cómo te respeto, qué interesantes son tus costumbres...", vemos que es racismo invertido, y es repugnante.

-¿Por qué sostiene que en el cine se puede encontrar la ideología en su máximo estado de pureza?

-(Jacques) Lacan decía que "la verdad tiene la estructura de una ficción". Creo que es en los filmes donde podemos detectar un sustrato ideológico de manera más pura precisamente porque sabemos que se trata de una ficción. Si tomamos los dibujos animados de Tom y Jerry, por ejemplo, nos encontramos con un mundo brutal donde los personajes están todo el tiempo persiguiéndose y agrediéndose. Por momentos tendemos a olvidar esto, porque vemos el aspecto infantil del gato y el ratón, porque son sólo dibujos. Sin embargo, en un dibujo animado uno puede obtener una representación mucho más directa y brutal de nuestra vida social. Si imagináramos una película con actores de verdad y con ese mismo argumento -el de Tom y Jerry- diríamos que es muy cruel. Lo mismo se aplica a la ciencia ficción y al cine catástrofe, donde lo que hallamos no son solamente nuestro temores sino nuestras utopías.

-¿Hay alguna referencia especial en ese cine fantástico?

-Mi tesis es que las películas catástrofe son un género de utopías, es decir, no debemos distraernos por el acontecimiento catastrófico que las compone, como el asteroide impactando sobre la Tierra, sino por lo que ocurre con la sociedad cuando se reorganiza después de la catástrofe. En "Día de la independencia", por ejemplo, se muestra una realidad utópica en la que los árabes trabajan de igual a igual con los judíos para combatir la amenaza extraterrestre. La triste conclusión sería que se necesita una catástrofe total como la única manera en que podemos concebir la solidaridad en el mundo.

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Para Zizek, el cine es ideología en estado puro.

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