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 domingo, 09 de mayo de 2004

Mercados
La Argentina debería terminar con su política brasildependiente

Salvador Di Stéfano

La crisis desatada en Brasil está impactando de lleno en el país. Una vez más, una política monetaria y económica más dependiente del exterior que de la propia estructura económica hace que al país lo lleve de las narices los problemas económicos internacionales.

Brasil, un país con un alto endeudamiento económico y sin resolver graves problemas estructurales de su economía, es el principal socio comercial de la Argentina y el país elegido con quien armonizar una política monetaria en común. Lo que nunca se han puesto a pensar los iluminados dirigentes que ir detrás de un gigante como Brasil, es comprar su riesgo país, que sumado al propio hacen de Argentina un país carente de personalidad y atractivo para invertir.

Si bien es cierto que la Argentina está un escalón más abajo que Brasil ya que no pagó la deuda pública externa, no es menos cierto es un país que tiene una economía cerrada, alta presión tributaria y cuenta con la gran ventaja de tener un mercado de 200 millones de habitantes que hace multiplicar por cinco los negocios que se hacen en la Argentina. Así la crisis desatada en los mercados financieros internacionales no afecta directamente al país pero sí a su principal socio comercial, con quien intercambia el 25% del comercio exterior argentino, por ende, una devaluación del real no acompañada por una devaluación del peso hace encarecer a los productos argentinos y pone baratos a los de Brasil. En cambio, si la Argentina devalúa al mismo ritmo de Brasil se mantiene el equilibrio, aunque los problemas en el mercado doméstico pueden ser más preocupantes de los imaginados.

Ahora habría que observar cuáles pueden ser las posibilidades de una suba en el tipo de cambio en el país vecino, algo muy difícil de precisar a futuro máxime cuando hay innumerable cantidades de variables macroeconómicas a tener presente y difícil de interpretar cuando se trata de otro país y otra idiosincrasia. Pero si se hace un relevamiento de la cotización del real en los últimos dos años, con esos datos se puede decir que en los últimos 12 meses el real contra el dólar nunca cotizó por encima de 3.

En resumen, se puede decir que el real cerró el viernes a 3,06, hay posibilidades ciertas de que el lunes el mercado se tranquilice y el real cotice por debajo de 3. En cambio, si esto no ocurre, la suba podría ubicar al real en 3,20 contra el dólar o en valores más elevados con un máximo en la zona de 3,70-3,90 si es que la crisis se profundiza.

Desde la óptica de esta columna, no debería esperarse un desenlace fatal, ya que la devaluación del real llevaría a una brusca baja en los títulos públicos y privados en Brasil, pero lo más preocupante es que dejaría sin financiamiento a Brasil y al borde una reestructuración de su deuda pública.

No pareciera que al delicado contexto internacional sería conveniente agregarle un problema adicional, por ende sería deseable un escenario más tranquilo a futuro.

En lo que respecta a la relación peso dólar, la autoridad monetaria a realizado una ingeniería financiera digna de profesionales que han validado títulos en las grandes universidades internacionales, han decidido colocar el dólar diez centavos por debajo del real, y con esto buscan que Brasil no invada con sus productos y aborte la recuperación económica en la Argentina.

No parece ésta una decisión muy imaginativa. Argentina debería aprovechar la ocasión para comenzar a despegarse de Brasil buscando un mayor intercambio comercial con el mundo y no con un país cerrado que a futuro traerá más atraso que progreso.

Para ello la Argentina debería abrir más la economía, salir a proponer una rápida reestructuración de la deuda, firmar anticipadamente un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en donde se comprometa a un superávit fiscal primario superior al 3% del PBI y una rápida eliminación de los impuestos distorsivos de la economía.

Estas son medidas audaces, ir diez centavos debajo de la cotización del real para fijar la relación peso dólar muestra al mundo como un apéndice de Brasil, con una política económica digna de un timorato y entregando el mercado argentino a la buena voluntad de Lula Da Silva y resignando lo que puedan realizar los propios dirigentes.

En este contexto, el mercado accionario reacciono a la baja, porque estima que una nueva suba del dólar traerá aparejado un aumento de la tasa y esto hace que las acciones vayan al cajón de los recuerdos.

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