| domingo, 02 de mayo de 2004 | [Perspectivas] Cien años del informe Bialet Massé Una sociedad donde crecen la pobreza y el desempleo En 1904 Juan Bialet Massé trazó un crudo panorama de los trabajadores. Hoy las condiciones no son menos duras El Ministerio de Trabajo de la Nación difundió un informe donde se dice que 1.700.000 trabajadores privados, o sea el 30% de la capacidad laboral, gana menos de $350 mensuales. En ese conjunto, 450.000 están anotados oficialmente mientras el resto trabaja "en negro", es decir que carecen de todos los derechos laborales y seguridad social. Parecería redundante afirmar que con estos $350 una familia compuesta por cuatro personas no puede sostener el costo de la canasta básica. Esto es un invento de la década del 90 porque hablar de canasta básica familiar como se medía a mediados del siglo XX daría niveles que a mi parecer las autoridades estiman altos. Por esta razón los especialistas coinciden en que los altos niveles de pobreza en la Argentina actual no se pueden explicar sólo por el alto desempleo, sino porque una alta proporción de los trabajadores ocupados gana muy poco y los planes sociales son muy inferiores al costo de la canasta de indigencia -que sería una tercera canasta, a la que no llegan los sectores mas empobrecidos de la población.
Y así llegamos a noticias que nos sacuden como la aparecida en Clarín el 3 de enero, donde se afirma que el 53% de los argentinos, o sea 19 millones de personas, están por debajo de la línea de pobreza. En un año este sistema generó en el país 6.156.000 nuevos pobres, a razón de 16.865 por día, 702 por hora, o 12 por minuto.
Según la encuesta permanente de hogares realizada en 2000, unos 13.5 millones de menores de 18 años, o sea el 75% de menores del país, está por debajo de la línea de pobreza. Es decir que la mayoría de los niños son pobres y la mayoría de los pobres son niños. Son los sectores más golpeados por la pobreza, ya que 7 de cada 10 de los menores de 14 años son pobres, o sea, 5.700.000 niños no acceden a la canasta básica de alimentos. A su vez los subalimentados y los indigentes suman 2.100.000 personas.
El mismo informe enumera las causas de esta situación: aumento de la desocupación, destrucción de empleos, crecimiento de empleos precarios, caída de los salarios nominales, y un fuerte aumento de precios de los productos básicos.
Las noticias desfilan delante de nuestros ojos y lo que no se percibe a simple vista se advierte en una segunda lectura. Según datos del Indec, uno de cada tres argentinos tiene problemas laborales. La desocupación la toman en el 16.6%, pero consideran con trabajo a las personas que reciben los planes jefas y jefes de familia. Si no se tuviera en cuenta esta ayuda asistencialista la cifra treparía a 22% y cabe aclarar que estos datos surgen de medir los 28 distritos más importantes del país.
La periodista Natalia Aruguete pregunta al especialista en temas laborales Luis Becaría: "¿qué cambios introdujo la ley de flexibilización laboral del año 2000?". Becaría responde: "Se incluyó la ultra actividad. La flexibilidad en la jornada laboral implicó que se pagasen menos horas extras, porque se podrían distribuir durante el año. A lo largo de los años 90 las horas totales no bajaron, pero se redujeron las horas extras..."
La ley de flexibilización laboral votada en el Congreso Nacional en el año 2000 ha sido todo un símbolo, y digo esto porque fue un paradigma de cómo salen votadas las leyes y son avaladas por políticos, representantes sindicales y un gran número de personas que habitan en nuestra sociedad. Hoy se investiga la forma en que se llevó adelante esa ley en el Congreso, y ha quedado expresado el modelo de la corrupción, pero no se la critica como la ley que legitima uno de los grandes mazazos sufridos por los trabajadores a finales del siglo XX.
TRABAJO INFANTIL Según una investigación de María Alejandra Silva, miembro del Conicet, la población de niños que trabajan aumenta día tras día, llegando al 22% del total de la población de niños entre 5 y 14 años de la Argentina. De los 8.319.000 chicos pobres que hay en la Argentina, 4.138.000 son indigentes, es decir, viven en familias que no pueden suministrarles la alimentación básica, lo que explicaría el aumento de casos de desnutrición infantil, en el marco de un fuerte aumento del desempleo y una caída del ingreso que también incluye devaluación, aumentos de precios y rebajas salariales. Entre otras patologías, la especialista menciona la existencia entre los chicos de un alto índice de anemia crónica por falta de micronutrientes como hierro, magnesio y zinc, y hay lugares del país donde estos males afectan a más de la mitad de los menores de 14 años.
Otro informe que realizó Elena Duró, consultora del área de educación de Unicef Argentina, indica que la situación se complica mucho en áreas urbanas donde 6 de cada 10 chicos de 13 a 17 años que trabajan, no asisten a clases. Los alumnos con más actividad laboral son los que tienen más bajos rendimientos. Los alumnos ocupados o semiocupados entran en un círculo vicioso, al venir de familias pobres, salen a trabajar y tienden a dejar los estudios. Eso les dará en el futuro menos posibilidades de acceder a ocupaciones más calificadas y mejor pagas. Hoy en día, empresas tabacaleras y otras que cultivan yerba mate, obtienen pingües ganancias explotando a menores de edad. Un informe televisivo de Martín Caparrós así lo demostró, pero problematizaba aún mas estos casos al entrevistar a los propios padres que intentaban justificar esta actitud diciendo que lo hacían para poder cumplir con las imposiciones de las empresas.
Lo que se desprende es que el trabajo infantil es un mal endémico que este sistema capitalista tiene desde sus orígenes, pasando por el informe que Juan Bialet Massé hiciera en 1904 sobre las malas condiciones que padecían las niñas que trabajaban en Rosario en la Refinería de Azúcar, hasta hoy, un siglo después, cuando esos problemas siguen sin solución de continuidad.
UN FUTURO DIFICIL Un informe de Carlos Clucella, investigador del Conicet y docente de la UNR, analiza las variaciones del mercado laboral rosarino durante quince años e un ejercicio prospectivo hasta el año 2009. Clucella toma como base la onda de octubre de la encuesta permanente de hogares desde 1985 hasta 1999, incluye crecimiento del Producto Bruto Geográfico Provincial y los resta.
Partiendo de que en setiembre de 2002 existían en nuestra zona 132.000 desocupados, para que baje a la mitad la tasa de desempleo se tendrían que generar el doble de los puestos de trabajo de los que están surgiendo en la actualidad. Para ver los números se están generando 1.700 puestos por año y estos deberían llegar a 3.100. Por lo que se está viendo, con el cierre de empresas que le dieron su impronta al Gran Rosario, el objetivo cada vez se aleja más. Al convertirse Argentina en un país que depende de un monocultivo como la soja, la posibilidad de generación de puestos genuinos de trabajo no condice con esta realidad, al menos en cuanto a las expectativas que el informe considera necesarias para reducir la desocupación a la mitad. En la medida que la desocupación no se reduzca, tampoco se reducirán los serios efectos en la salud que se derivan de ella.
Enzo Diego Casá es profesor en Historia e integrante del grupo Historia Obrera Zona Norte. enviar nota por e-mail | | Fotos | | La mayoría de los nuevos pobres son menores. | | |