| domingo, 02 de mayo de 2004 | Mitos, temores y verdades de la visita al ginecólogo El Papanicolaou es un test sencillo y económico que puede detectar enfermedades previas al cáncer de cuello uterino permitiendo su curación completa y la prevención del tumor. En nuestro país, cada año se detectan 5.000 nuevos casos de cáncer de cuello uterino, demostrando que el control llegó demasiado tarde para poder prevenirlo. Datos estadísticos muestran que sólo el 40 % de las mujeres declara ir al ginecólogo cada año, que el 15 % no ha ido nunca y que el 7 % sólo lo ha hecho cuando tuvo un hijo.
El saber popular ha difundido ciertos mitos acerca de la visita periódica al ginecólogo. Dentro de los más difundidos es importante aclarar lo siguiente:
* Es falso que resulte doloroso hacerse un Papanicolaou: muchas mujeres temen realizarse este estudio por temor al dolor físico. En realidad la técnica consiste simplemente en tomar con una varilla de madera un poco del moco que baña el cuello uterino para su examen microscópico. Las células así visualizadas mostrarán si son normales o presentan alguna lesión que deba recibir tratamiento.
* Es falso que el auto examen de mamas reemplace a la palpación que realiza el profesional: numerosos estudios internacionales han demostrado que el examen mamario practicado por el médico, es capaz de detectar anormalidades en la mama que no son detectadas por la mujer.
* Es falso que la mamografía sea perjudicial o produzca cáncer: por el contrario, la mamografía es capaz de detectar tumores incipientes, en estadios muy precoces que pueden ser curados con tratamientos que conservan la mama.
* Es falso que luego de la menopausia ya no es necesario realizar el Papanicolaou: este estudio debe repetirse periódicamente durante toda la vida. En esta etapa de la vida, además, resulta de vital importancia el control mamario periódico.
* Es falso que una mujer virgen no pueda ir al ginecólogo: por el contrario, el médico adaptará la entrevista a esta situación y se ocupará de su salud ginecológica adecuadamente
La primera consulta Es recomendable que la primera visita al ginecólogo tenga lugar en la adolescencia. Esto permitirá que el profesional le explique a la adolescente el funcionamiento de su cuerpo, cómo cuidarlo y además se generará la relación médico paciente que posibilite nuevas consultas cuando la adolescente esté pensando en iniciar sus relaciones sexuales, para que pueda elegir el método de prevención adecuado.
La protección ideal recomendada por la Organización Mundial de la Salud en la adolescencia es el doble método: pastillas anticonceptivas de baja dosis juntamente con el uso correcto del preservativo. Esto permite evitar eficazmente tanto un embarazo como una infección de transmisión sexual. En nuestro país el 61 % de los adolescentes no utilizan ninguna protección anticonceptiva a pesar de que el 62 % del mismo grupo ya ha iniciado sus relaciones sexuales.
La consulta ginecológica es el marco ideal para elegir, con el asesoramiento del médico, el método anticonceptivo. Esto permitirá no sólo optar por el más conveniente a cada situación, sino que además facilitará un correcto aprendizaje de la forma de uso evitando los errores que puedan dar origen a una falla.
Son realmente pocos los requisitos previos indispensables a realizarse con anterioridad al inicio de un método, teniendo en cuenta que cualquier consulta ginecológica incluirá de por sí, un Papanicolaou y un examen mamario, los cuales podrán eventualmente postergarse a la próxima consulta. Lamentablemente en la práctica médica suelen anteponerse verdaderas barreras para el inicio de los métodos anticonceptivos exigiendo a la mujer cumplir una serie de requisitos previos que en ocasiones demoran tanto, sobre todo en los ámbitos públicos, que permiten que la mujer quede embarazada sin desearlo antes de que pueda concretar todos los estudios solicitados.
Es por eso que la Organización Mundial de la salud ha publicado un documento para esclarecer los requisitos indispensables con un fundamento científico:
DIU o dispositivo intrauterino: historia clínica completa que incluya antecedentes personales y familiares; examen ginecológico con visualización del cuello uterino a través de la colocación de un espéculo vaginal.
Pastillas: historia clínica completa que incluya antecedentes personales y familiares; si es oportuno, medición de la tensión arterial.
El mismo documento asegura que no es indispensable la realización de pruebas de laboratorio de rutina. Si en la historia clínica surge alguna sospecha específica, se pedirán los estudios adecuados para esclarecer el diagnóstico. Asimismo se hace hincapié en que el Papanicolaou y el examen mamario son prácticas de rutina en toda consulta ginecológica y que pueden postergarse hasta la siguiente consulta, siendo recomendable no posponer el inicio oportuno del método.
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