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 domingo, 02 de mayo de 2004

Match point. Las escuelitas infantiles están con lista de espera
El furor por el tenis contagió a los rosarinos y los clubes están a full
El efecto Coria-Nalbandian provocó que muchos agarren la raqueta, pero en la ciudad se quejan porque faltan canchas

Lucas Ameriso / La Capital

En los clubes, en las canchas particulares, chiquitos, treintañeros y cuarentones. Todos quieren subirse a la ola del furor que por estas horas atraviesa el tenis, un deporte que en los últimos años pasó a ocupar horas de televisión por cable y cuenta con varios profesionales de la Argentina entre los primeros puestos del ránking internacional. El efecto Guillermo Coria-David Nalbandian explica una parte del boom tenístico. Pero otros tantos ven en esta disciplina una buena excusa para estar en forma, porque se aburren haciendo footing o ya no están para los deportes de contacto como el fútbol o el rugby. En Rosario, las escuelas de tenis han incrementado la cantidad de alumnos infantiles y adultos, en muchos clubes hay listas de espera para alquilar una cancha los fines de semana y se venden raquetas como pan caliente.

Los 90 fue una década negra para el llamado deporte blanco. El furor del paddle y la falta de contagio ante la ausencia de figuras argentinas de trascendencia en el circuito internacional redujeron considerablemente las canchas de polvo de ladrillo en Rosario.

Hoy, la realidad parece ser otra. Ricardo tiene 43 años y hace tres meses volvió a agarrar una raqueta. Claro que ya no es la reliquia de madera que guarda en su casa, sino que se aggiornó a los tiempos que corren y empuña una Slazenger, último modelo.

"No jugaba desde que Guillermo Vilas y José Luis Clerc dejaron el circuito. Se me había ido el entusiasmo, pero redescubrí el tenis llevando a mi hijo a tomar clase y yo también me enganché", dice el socio de Rowing Club.

Otro cuarentón, amante del fútbol, colgó los botines para agarrar la raqueta. "Retomé hace 6 meses porque es divertido, me produce satisfacciones y existe bajo riesgo de sufrir lesiones. Combina perfectamente lo físico con la picardía y el juego, porque no sólo es correr una hora seguida", dice Jorge, confeso admirador de Vilas y Willy Cañas.

Roberto tiene 35 años y llegó a los courts cansado de rastrear por teléfono a 9 amigos para jugar al fútbol cinco. "El tenis es como el tango, te espera a la vuelta de la esquina y tarde o temprano te enganchás", dice para reconocer que prefiere a un profesor que al psicólogo. "Te divertís, largas tensiones y hacés ejercicio. Tres en uno", bromea.


Invasión de alumnos
Sebastián Duré hace 8 años que es profesor de tenis, y este año como nunca está tapado de trabajo. "Empecé el año pasado con 2 chicos en la escuelita y este año tengo 62", comparó e hizo referencia al impacto que en los chicos produce la televisación de los partidos donde participan tenistas argentinos.

"Antes de Coria o Nalbandian por citar algunos de la legión argentina, nadie se enganchaba con un partido. Ahora están todos los pibes comentando los resultados porque siempre uno llega a instancias finales", aseguró Duré.

El profe puso dos empleados a trabajar debido a que triplicó los interesados en pulir su tenis desde el 2001 a la fecha. "Mucha gente venía del paddle o del squash y se vuelven a enganchar con el tenis", dijo.

Gustavo Salut estuvo dos años compitiendo en el circuito europeo y hace 20 años que se dedica a enseñar cómo pegarle al revés o al drive. "A este deporte lo podés adecuar a tu estado físico. Si se juntan 4 tipos a jugar dobles y no se mueven mucho, igual se divierten, porque el tenis no tiene edad", afirmó para enumerar otras bondades: "No hay fricción, ni roces y tiene gran plasticidad".

Para Patricio Pedraza, otro docente, la limitación en los espacios para construir canchas es "el" problema a la hora de soportar la incipiente demanda de la actividad. "Donde entra una cancha caben dos edificios, por eso resulta complicado pensar en más complejos tenísticos en el centro de Rosario. Además, como negocio no resulta rentable; para que deje plata la hora de alquiler tendría que salir 40 pesos", indicó. En rigor, el costo inicial para construir una cancha ronda los 20 mil pesos.

Los tres profesionales aclararon que la irrupción de Guillermo Vilas en la escena internacional marcó una etapa fundacional. "Es un antes y un después", repitieron a coro. Pedraza consideró que "la masividad que adquirió el tenis se expandió en todo el país".

Por su parte, el presidente de la Asociación Rosarina de Tenis (ART), Aníbal Zarich, advirtió sobre la virtual saturación que sufren los clubes adheridos a la institución. "Los 14 clubes asociados a la ART tienen la capacidad de sus escuelas colmadas y casi todos tienen listas de espera de chicos que quieren aprender".

El dirigente invitó a las autoridades de los clubes a jugarse por la disciplina. "Sería bueno que hagan más canchas porque la verdad es que se necesitan", afirmó para indicar que Rosario tiene hoy un semillero importante de jugadores infantiles y adolescentes que podrían despegar a nivel internacional.

Más allá de las comparaciones con la era Vilas, para el periodista especializado en tenis Luis María Arregui existen otros motivos que explican el fenómeno. "La legión argentina, con los resultados, el momento y el nivel de tenis que está jugando, hace que a todos nos tenga pendientes, que te den ganas de jugar después de mirar tanto tenis. Por otro lado, la TV tiene mucho que ver también porque todas las semanas transmite algún torneo del ATP Tour, con distintos niveles. La pantalla tiene una gran penetración", consideró Arregui.

Pero hubo más del periodista, que ve en el género femenino y su romance con el tenis otra faceta de este boom. "Las mujeres redescubrieron el deporte, tienen un entusiasmo terrible, juegan a toda hora y varios días a la semana, en general se enganchan más con los dobles y lo practican a cualquier edad", finalizó Arregui.



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Los chicos rosarinos colmaron las escuelas de tenis y los profesores ruegan que se construyan más canchas.

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