Año CXXXVII Nº 48372
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Escenario
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Salud
Autos


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 25/04
Mujer 25/04
Economía 25/04
Señales 25/04
Educación 24/04
Campo 24/04


contacto

servicios

Institucional

 miércoles, 28 de abril de 2004

Unos 600 mil santafesinos toman agua de pozo sin ningún control
En muchos pueblos hay que comprar los bidones en el almacén. Descartan una contaminación microbiológica

Sólo la mitad de los tres millones de santafesinos cuenta con agua potable de red en sus hogares. Se trata de 1.500.000 habitantes que son abastecidos desde el río Paraná, previo tratamiento. Del resto, 900.000 acceden a servicios centralizados que extraen de acuíferos subterráneos con diversos grados de salinidad, en muchos casos con minerales nocivos para la salud. Finalmente, unas 600.000 personas en toda la provincia no tienen a su alcance otra provisión que los pozos, por lo cual no puede establecerse con certeza la calidad del agua que consumen.

Esto no quiere decir que la mitad de los santafesinos consuma agua contaminada o de dudosa calidad, ya que el problema -de vieja data- ofrece casi tantas aristas como localidades y su solución no sólo depende de las autoridades de turno, sino también de la voluntad y las posibilidades de cada comunidad.

El problema es más difícil en lo que se conoce como "franja seca", es decir la mitad oeste del territorio que sólo cuenta con aguas subterráneas. Estas son aprovechables, pero para ello deben contener menos de un gramo de sales por litro (el agua del Paraná, por ejemplo, tiene 0,3 gramo por litro) y en muchos casos es necesario someterla a tratamientos específicos.

En Santa Fe la mayoría de las napas que abastecen a 1.500.000 personas deben ser tratadas para adecuarlas al consumo humano. En algunos casos, por cuestiones organolépticas -relacionadas con el gusto- y en otros por contener minerales nocivos como arsénico, flúor o nitratos. La realidad de estas poblaciones no es pareja y depende de muchísimos factores: históricos, geográficos, económicos y políticos. Muchas superaron el problema y otras tratan de adecuarse con mayor o menor éxito. En muchos sitios, la posible contaminación de las napas aún no ha despertado conciencias.


Prestadores
En la provincia hay 260 servicios de agua potable, de los cuales 15 son de la empresa Aguas Provinciales y el resto está a cargo de cooperativas -la mayoría- o comunas. Ocho ciudades se surten de aguas superficiales del Paraná y sus afluentes, entre ellas Rosario, Santa Fe, Reconquista y Coronda. La planta potabilizadora rosarina alimenta además a Villa Gobernador Gálvez, Baigorria, Bermúdez y parte de Funes. El resto de las poblaciones apela a las napas.

El Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress) controla la calidad del agua en dos aspectos de contaminación posible: microbiológica o química. La primera se evita con una adecuada cloración, a la que están obligados todos los prestadores cualquiera sea la fuente de la que extraen. Es la que tiene efectos inmediatos en la población y un ejemplo es lo sucedido recientemente en la ciudad bonaerense de Rojas, donde se encontraron bacterias en el tanque.

Fuentes consultadas por La Capital coincidieron en señalar que en Santa Fe los controles son muy rigurosos en ese aspecto, lo que no implica que no haya riesgos porque la contaminación puede producirse -si el proceso falla- por accidente o negligencia.

La afectación química es más difícil de detectar, porque sus efectos son a largo plazo y no sólo dependen de la presencia de minerales tóxicos sino también de cuestiones como la alimentación. En la provincia, la presencia de arsénico en las napas es mayor a lo largo de la zona oeste, donde los proveedores deben ser más estrictos en los controles o medidas para evitar esta situación.

El Enress verifica, generalmente en forma trimestral, los parámetros microbiológicos y químicos del agua y todos los proveedores consultados aseguraron estar fiscalizados "de cerca" por el ente. Pero más allá de los controles, cada población ofrece una realidad diferente tanto por la calidad de las napas como por el grado de concientización o los recursos para mejorar el servicio.

En esta diversidad, hay pueblos que cuentan con plantas potabilizadoras que surten agua apta por medio de red, pero como el tratamiento es costoso hay muchos sitios donde los proveedores la entregan en bidones o instalan canillas comunitarias. Otras poblaciones, en cambio, cuentan con cooperativas que distribuyen agua envasada comprada o traída en cisternas. En algunos casos aún se cree que el agua de red es potable, pero no siempre es así.

Los efectos de estos minerales no son inmediatos y desde hace poco tiempo se empezó a tomar conciencia del peligro que puede implicar tomar agua de pozo directamente del bombeador, aunque en muchos lugares sigue sucediendo. Todavía hay miles de santafesinos que no tienen más que dos opciones a la hora de saciar la sed: tomar agua de dudosa calidad o comprarla en el almacén, pero muchas veces estas opciones están muy relacionadas con los bolsillos.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
La mejor manera de combatir la contaminación es con la cloración.

Notas Relacionadas
La lucha contra el arsénico

Acueductos


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados