| miércoles, 28 de abril de 2004 | ¿Democracia renga? Los representantes del pueblo en las democracias sanas no funcionan como fuerzas mecánicas sujetas a las presiones del pueblo. No puede ser que se necesiten reclamos populares para recuperar derechos tan elementales como el de vivir sin ser asesinado o secuestrado. Lo mismo que para recuperar dineros confiados en custodia a los bancos, garantizados por el Banco Central, el Estado, la Constitución y refrendado por una ley de efecto ultra activo, aprobada por unanimidad en el Congreso en pleno, como lo es la ley de intangibilidad de los depósitos. Para retirarlos se requieren ¡recursos judiciales! y manifestaciones masivas y, aún así, no hay resultados positivos en muchos casos. Si hasta hubo que manifestarse para evitar que algún legislador (coima mediante) autorizara la importación de residuos tóxicos radioactivos y evitar que contaminaran los suelos argentinos por varias generaciones. Creo que si seguimos aceptando esto no estamos bien. El pueblo tiene que trabajar, producir, cultivarse, divertirse, descansar; no vivir permanentemente auditando la ineficacia o corrupción de sus representantes. El funcionario que no interpreta correctamente sus deberes de servir, para lo que el pueblo lo eligió y por lo que juró, debería irse con un escarnio popular, que sea ejemplificador para el resto que intente lo mismo. Pero parece que actúan como señores feudales a los que el pueblo les tiene que rendir tributo. Tienen motivación para legislar en cuanto a la asignación de dietas y prerrogativas personales, o en cuanto a leyes que sancionan a quienes no les pagan su tributo, pero no dan quórum cuando lo tienen que hacer con leyes que no les reditúan personalmente. Si bien el voto es la forma de castigo, no nos podemos pasar la vida esperando que por casualidad llegue algún político que finalmente cumpla con lo que prometió en su campaña. Tal vez si existiera alguna figura que permita revocar el cargo, eso induciría a algunos a no hacer de la mentira y la demagogia su estilo permanente. Claro que también se requiere Poder Judicial independiente.
Carlos A Biagioli
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