Mina Clavero: Artesanos en el camino

Exhibición y venta de productos en arcilla, cerámica negra y tejidos

Miguel Mancini / La Capital

En la región cordobesa de Traslasierra, más precisamente en Mina Clavero, uno de los circuitos que vale la pena recorrer cómodamente en automóvil es el de los artesanos, que posibilita estar al mismo tiempo en contacto con la naturaleza agreste, la artesanía de la zona y sus productores.

El recorrido comienza frente al balneario municipal de Mina Clavero, donde están los Tejenderos de Traslasierra, y se viaja rumbo a Villa Banegas, con un trayecto de unos 18 kilómetros.

Mientras se avanza en medio de las Sierras Grandes se puede acceder a una docena de familias que exponen y comercializan sus tejidos de telar y piezas en cerámica negra directamente desde sus casas. Las visitas pueden realizarse en cualquier horario y momento del año.

Los trabajos en cerámica de Traslasierra se originaron en la comunidad de los comechingones, quienes fabricaban recipientes de barro cocido, cántaros y estatuillas con técnicas que se transmitieron por generaciones.

Hoy, los alfareros de la zona utilizan la tierra limosa que recolectan en los recodos de los ríos y crean vasijas, adornos y otras piezas que sintetizan la identidad de un pueblo.

Atilio López, uno de los alfareros del lugar, utiliza la técnica autóctona que heredó de su abuelo a través de su padre destinada al tratamiento de la arcilla, el horneado y el método para ennegrecerla.

Con su habitual serenidad, López muestra con orgullo el salón donde expone sus trabajos, mientras explica a los visitantes su habilidad para cambiar el color de la materia prima en los más variados tonos y reflejos. A su vez relata el significado de las figuras relacionadas con leyendas de la región.

Don Atilio también invita a una caminata hasta la cima de un cerro cercano donde instaló la imagen de un cristo crucificado de barro, realizado con la ayuda de sus hijos. Desde allí se tiene la mejor vista panorámica de las sierras que rodean a Mina Clavero.


Tinturas naturales
También vale la pena conocer a los Tejenderos de Traslasierra, un grupo de trabajadores para quienes el tejido es un modo de vida: la "herencia recibida", como ellos acostumbran a definirlo. Sus vidas son sencillas y cargadas de enseñanzas y experiencias, que están siempre dispuestos a compartir con quien desee escucharlos.

Alfombras, mantas, ponchos y otras prendas hechas en el telar son el fruto de la incansable y paciente labor. Realizadas con lana hilada manualmente y teñida con sustancias extraídas de hierbas de la zona, las prendas rústicas son más que simples accesorios o abrigos para el cuerpo, debido a que su belleza se relaciona con el alma.

Entre las numerosas anécdotas que llaman la atención del visitante, el detalle más atractivo resulta ser la técnica para fabricar las tintas naturales que se extraen de las plantas, raíces y cortezas de la zona y la forma de elaborar los tonos que dan color al hilado.

Para obtener el marrón oscuro, por ejemplo, utilizan lo que los lugareños llaman "el lloro del algarrobo", que habitualmente se desprende de la corteza del árbol, mientras que para el verde claro recurren a la yerba mate, pero si le agregan ceniza obtienen un tono más oscuro. Luego incorporan óxido de hierro para transformarlo en un amarillo fuerte, que también se puede fabricar con la molienda del romerillo, abundante en el lugar.