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 domingo, 25 de abril de 2004

Punto de vista: El gran negocio de la repetición

Carolina Taffoni / Escenario

Qué bueno sería hablar de la cantidad y la variedad de los espectáculos musicales que llegan a Rosario. Pero desgraciadamente esa impresión es sólo un espejismo. No es ni siquiera necesario repasar una agenda detallada del 2003 y lo que va de este año para darse cuenta de que el aluvión de visitas no es más que una calesita de figuritas repetidas. Algunos ya son números puestos: Charly García, Fito Páez, Divididos, Luis Alberto Spinetta, Las Pelotas, Ratones Paranoicos, Luis Salinas, Los Nocheros, el Chaqueño Palavecino, Bersuit Vergarabat, Attaque 77, Gustavo Cerati, Pappo, Rata Blanca, Alejandro Lerner, León Gieco... La lista es interminable. Y no nos olvidemos del rito de Sandro (y menos mal que se despidió la dupla Baglietto/Vitale). El tema no termina ahí, sino que se agrava. Hay casos que se deberían tratar como "crónicos", y el ranking de los "crónicos" lo encabeza Willy Crook. ¿Quién se anima a contar la cantidad de veces que Willy Crook vino a tocar a bares, teatros y fiestas privadas? Y los que lo contratan después se agarran la cabeza con sus correrías. En el ranking le siguen, muy de cerca, La Mississippi, Los Cafres, Fabiana Cantilo, The Beats, Ciro Fogliatta y Botafogo. Lo más fácil es señalar a los empresarios de espectáculos como los culpables de esta situación, pero ese argumento es demasiado parcial. Del otro lado del mostrador también hay un público muy conservador. Y entre los empresarios que no arriesgan y la falta de curiosidad no queda margen para la sorpresa. Las pruebas son claras: Divididos agotó entradas para sus shows del próximo fin de semana en El Círculo, cuando tan sólo seis meses atrás llenó el Anfiteatro. Charly García viene a cada rato a mostrar el mismo show y siempre convoca. En el ámbito público se repite el problema. Cuando los organismos oficiales del área Cultura deciden contratar a un músico de Buenos Aires parece que sólo tienen el número de teléfono de Pedro Aznar. Ni siquiera los lugares under se quedan atrás. Cuando viene A Tirador Láser, por ejemplo, lo promocionan como "el grupo del hijo de Charly García". Con este panorama, los nuevos nombres del rock nunca van a llegar a Rosario. Tal vez Rosario nunca estuvo cerca.

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