| sábado, 24 de abril de 2004 | El vacío "Los primeros tiempos, cuando Germán vino a Rosario, me costó acostumbrarme. A veces ponía tres platos en la mesa, como si él estuviera en casa", recuerda Angélica como si viera una película. Hace una pausa para no quebrarse y cierra la frase. "Imagínese lo que me pasa ahora, que él ya no está en ninguna parte". enviar nota por e-mail | | |