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 sábado, 24 de abril de 2004

Bunge suma 300 millones al boom aceitero
La empresa anunció la construcción de un complejo industrial-portuario en Ramallo

Con el anuncio oficial de la construcción de un complejo industrial-portuario en Ramallo, Bunge Argentina redobló la apuesta de las inversiones en el sector aceitero, que ya suman proyectos superiores a los 500 millones de dólares.

La movida agita además la pelea de las empresas del sector por el liderazgo del ranking de crushing y anticipa una expansión geográfica del complejo oleaginoso, a partir de la zona Rosafé, hacia la zona del norte de la provincia de Buenos Aires.

El nuevo complejo de Bunge, para el cual la empresa invertirá en una primera etapa 100 millones de dólares, comenzará a operar en abril del año próximo con un muelle de carga de granos y subproductos y otro para descarga de barcazas y fertilizantes, además de instalaciones de almacenaje de granos y fertilizantes superiores a las 250 mil toneladas (serán 1,3 millones al final del proyecto), 12 plataformas volcadoras para descarga de camiones y una playa de estacionamiento con capacidad para 2.100 unidades.

Según explicó Enrique Humanes, director industrial de Bunge, a fines de 2005 la firma prevé comenzar a construir la primera planta de procesamiento de soja "de escala mundial", aunque el complejo tiene superficie como para instalar una segunda operación de molienda. El total de la inversión prevista, en todas sus etapas, es de 300 millones de dólares, e incluirá un segundo muelle para descarga de granos y subproductos.

El lanzamiento del proyecto se realizó durante un almuerzo organizado en el predio de 400 hectáreas adquirido por la empresa (con 3 mil metros de costa sobre el Paraná, en un lugar que cuenta con un calado natural de 30 metros).

Raúl Padilla, presidente de Bunge Argentina, anticipó que la inversión "se hace pensando en el objetivo de alcanzar una cosecha de 100 millones de toneladas de granos" y aseguró que la localización de la terminal en Ramallo significa expandir el corazón del complejo oleaginoso hacia al norte de Buenos Aires.

Esa ubicación le permitirá originar mercadería de una amplia región al norte de esa provincia y redundará, además, en un ahorro importante del flete oceánico, puesto que un barco desde esa zona hasta el norte del up river tiene un día más de navegación ida y vuelta.

El gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, que participó del acto junto al ministro del Interior, Aníbal Fernández, y el intendente de Ramallo, aprovechó el anuncio para anticipar una pelea interprovincial: "Santa Fe se queja de lo que aporta por retenciones a partir de cifras que son discutibles ya que gran parte de la soja que exporta sale de Buenos Aires, desde ahora se empezarán a limpiar esos números", dijo.

Para Ramallo, la llegada de Bunge significará una revolución. La planta ocupará a mil personas en la construcción y a unas 300 personas cuando esté en operaciones. En la primera convocatoria pública a proveedores, se recibieron 500 postulaciones que incluyen desde remises y catering a empresas de montaje. Un dato ejemplar de la envergadura del emprendimiento es que el tendido eléctrico que realizará la empresa a través de un consorcio con Fiplasto y la Cooperativa de Ramallo, alimentará un consumo de energía que se multiplicará varias veces respecto del nivel que registra actualmente la ciudad del norte bonaerense.

Para Padilla, el emprendimiento "fortalecerá y consolidará" el liderazgo de la empresa en el crushing de soja, una posición que por momentos se vio amenazada con las inversiones anunciadas por su inmediata competidora, Cargill. Más allá de esta competencia, que en el corto plazo planteará "un mercado muy disputado" en cuanto a la originación de mercadería, en sólo dos años todo el complejo oleaginoso en su conjunto elevará su capacidad de molienda de aproximadamente 90 mil toneladas diarias a unas 130 mil. Las cuatro primeras firmas del sector pelearán el liderazgo por encima de las 20 mil toneladas.

Además del proyecto Ramallo, Bunge ya comenzó a desembolsar 30 millones de dólares para ampliar la planta y puerto de Terminal 6, que opera en sociedad con Aceitera General Deheza, y otros 22 millones para mejorar la capacidad de almacenamiento de las aceiteras, acopios y centros logísticos diseminados por el interior.

En el sector se prevé que a principios de 2005 comiencen a operar las nuevas plantas de Terminal 6 (Bunge y AGD), Molinos y Vicentín. Desde mediados de ese año se sumarían las de Dreyfus y Cargill y, en 2006, la de Bunge-Ramallo.

Con una cosecha mermada este año por efectos de la sequía de febrero y marzo, los proyectos de inversión se basan en estimaciones de un incremento en la superficie sembrada con la oleaginosa a 45 millones de toneladas el 2008. Pero los analistas que despliegan más optimismo se atreven a pronosticar que el techo del aumento de la producción de la oleaginosa podría recién comenzar a encontrarse recién en las 60 millones de toneladas.

Paralelamente, los nuevos emprendimientos aceiteros vienen acompañados de fuertes inversiones en el almacenamiento, formulación y logística de fertilizantes, un mercado que debería al menos duplicarse hasta alcanzar 4 millones de toneladas, sólo para no perderle el rastro a la intensificación agrícola, en cuanto a la reposición de nutrientes.

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Raúl Padilla, de Bunge Argentina.

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