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 domingo, 18 de abril de 2004

Un respaldo no tan incondicional

El respaldo a la democracia es dispar en los países del Cono Sur: mientras Uruguay ostenta 78% de apoyo según Latinobarómetro 2003 y Argentina 68%, Chile registra 50%, Paraguay 40% y Brasil, apenas 35%. Además y como si fuera poco, la satisfacción con el sistema es mucho menor en estos cinco países: Paraguay expresa una satisfacción de 9%, Brasil de 28%, Chile de 33%, Argentina de 34% y Uruguay de 43%.

Argentina cumplió en diciembre de 2003 dos décadas de democracia ininterrumpida, el período más largo de institucionalidad desde la ley de voto universal, secreto y obligatorio de 1911, en un país donde los golpes de Estado fueron moneda corriente hasta la llegada de Raúl Alfonsín en 1983, el primer presidente que logró pasar la mitad de su mandato desde 1930. Además, teniendo en cuenta la crisis política y económica que lanzó a Argentina al abismo en diciembre de 2001, los niveles de apoyo a la democracia se mantuvieron altos contra todas las expectativas.

Latinobarómetro considera al caso argentino como "especialmente emblemático", pues en el momento "de mayor crisis económica y política (2002), mantiene el apoyo a la democracia con un 65%", pese al desplome del gobierno de Fernando de la Rúa en medio de grandes manifestaciones.

"El apoyo a la democracia en Argentina se mantiene alto, variando de un 65% en 2002 a un 68% en 2003 con la elección de Néstor Kirchner, mientras el apoyo al gobierno sube de 9% a 86%. La confianza en el gobierno aumenta de 6% en 2002 a 45% en 2003", añade Latinobarómetro. Ello revela el poco impacto de la crisis económica sobre el apoyo a la democracia en Argentina.

No obstante, según una encuesta del Centro de Estudios Nueva Mayoría realizado en marzo en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, los partidos políticos comparten con el Poder Judicial la peor imagen, con apenas un 2% de reconocimiento cada uno, en tanto el Congreso recibe 1%, al igual que los sindicatos.

Parece claro que "el riesgo no es la interrupción del sistema, como en el pasado, sino que se vacíe de contenido, al mermar la participación", señaló Rosendo Fraga, del Centro de Estudios Nueva Mayoría.

En Brasil, en cambio, se da un fenómeno distinto. Tratándose de un "país donde el apoyo a la democracia es particularmente escaso (35%), se encuentra un impacto sumamente alto generado por la elección" de Luis Inacio Lula da Silva "con un 62% de apoyo al gobierno y 45% de confianza", indica Latinobarómetro 2003. Esto es "una paradoja" ya que, mientras tanto, "el apoyo a la democracia en Brasil viene bajando de 50% en 1996 a 35% en 2003". Pero como suele ocurrir, el exceso de expectativas depositado en un gobernante, suele erosionarse. Lula ya ha sufrido un importante desgaste con la revelación de un caso de corrupción y malos resultados económicos.

Según una encuesta realizada por el privado Instituto Brasileño de Opinión e Investigación (Ibope), de diciembre de 2003 a marzo, la confianza en Lula cayó de 69% a 60% y el índice de desconfianza en el mandatario subió de 26% a 36%. En marzo de 2003, a tres meses de haber asumido el poder, 80% de los brasileños confiaban en Lula, frente a apenas 16% que expresaba lo contrario, según el sondeo.

En el caso de Chile, país considerado un modelo de desarrollo en la región, Latinobarómetro señala que "no basta con el crecimiento económico" para tener altos índices de apoyo y satisfacción con la democracia. Los países que tienen crecimiento económico, "demandan los bienes políticos de la democracia", indica el sondeo. "Chile no está satisfecho con su democracia porque no ha producido esa igualdad de trato, esa igualdad ante la ley esperada" y revela "que el proceso de consolidación aún está inconcluso", añade.

El chileno Patricio Navia, doctor en Ciencia Política de la New York University y columnista del diario La Tercera de Santiago de Chile, consideró que la insatisfacción con la democracia en el país es fuerte porque "tiene un origen ilegítimo". Según el experto, "la constitución de 1980 fue impuesta por la dictadura saliente y la democracia chilena sigue marcada por una serie de enclaves autoritarios que le dan un poder de veto enorme a aquellos que apoyaron la dictadura". Navia se refería a los senadores designados.

En tanto, Paraguay muestra una fuerte desafección por la democracia, con 60% de los encuestados que dice apoyar el autoritarismo, según Latinobarómetro. En tanto, el informe indica que "los regímenes autoritarios no tienen apoyo, excepto en Paraguay, país que junto con Rusia y Taiwán, integra la categoría de los países más autoritarios", según el Barómetro Global (67 países). El historiador paraguayo Ricardo Caballero Aquino consideró que "lo que acá pasa por democracia realmente no lo es todavía, pues quedan resabios del pasado autoritario".

Uruguay, en cambio, es uno de los países latinoamericanos que mayor apoyo y satisfacción muestra con la democracia. "Los países más abiertos y más democráticos (Uruguay y Costa Rica) muestran más presencia de bienes políticos en sus democracias, mayores niveles de confianza, menores percepciones de discriminación, aunque muestran demandas económicas que no parecen minar su lealtad con la democracia", dice Latinobarómetro.

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