 | jueves, 15 de abril de 2004 | Mató a la esposa, la quemó y se suicidó Ocurrió el martes en María Teresa. Los cuerpos fueron hallados incinerados sobre la cama matrimonial María Teresa.- Anteayer, la realidad excedió sobremanera la mala fama del martes 13. A media mañana el olor áspero del humo intranquilizó a los vecinos. El silencio cerrado de la casa de Azcuénaga al 400 obligó a los bomberos a derribar la puerta. Entonces, en el dormitorio encontraron un cuadro estremecedor: la cama matrimonial se consumía en llamas y con ella los cuerpos de una pareja. En el suelo, un hacha de mano y un revólver chamuscado permitieron reconstruir el horror. Leandro Antonio Andrade, de 30 años, mató a su mujer de un hachazo, la roció con combustible y le prendió fuego. Después se acomodó a su lado y se disparó un tiro en la boca.
Según las primeras pericias, Mónica Silvana Tepaz, de 25 años, murió por el golpe de un hacha en el parietal izquierdo ya que no tenía humo en los pulmones. Ocurrió en la cocina de la vivienda, desde donde Andrade la llevó a la cama, la roció con nafta y le prendió fuego. Después, el mismo se recostó a su lado y se disparó un tiro en la boca con un revólver. Cuando llegaron los bomberos los cuerpos estaban uno al lado del otro, boca arriba y ardiendo, ya irreconocibles.
Quince días atrás, la relación entre Tepaz y Andrade había terminado, aunque él seguía frecuentando la casa de los ex suegros a la que se había mudado su mujer. Por eso a nadie le pareció peligroso que fuera a buscar una cortadora de césped, hasta la que había sido la vivienda común. Según versiones, después que ingresara a la casa se escuchó una discusión que amortiguaba el alto volumen de una música. Pero nadie presagió la secuencia del horror.
Hasta el lunes, Tepaz atendía el maxiquiosco de una estación de servicios donde supo hacer changas su marido, que era jornalero y que la noche antes de la tragedia había cenado con sus familiares sin que nada anticipara el brutal desenlace. enviar nota por e-mail | | |