| domingo, 14 de marzo de 2004 | Museo del puerto en Ingeniero White Vagón y bodega, cocina y arte transitable, el Museo del Puerto, en Ingeniero White, Bahía Blanca, es un teatro vivo de la memoria, un archivo de historias contadas por objetos, a los que se agregan publicaciones, material de audio y video, fotografías y cien actividades más.
Su actual director es Reynaldo Merlino, que concibe que en un museo los objetos son secundarios y nunca se debe representar lo muerto. El equipo se completa con el poeta Sergio Raimondi, a cargo de los relatos orales, textos de sala y una editorial; Aldo Montecinos, responsable de la cocina; y Fabiana Tolcachier y Milagros Bilbao que trabaja en el área pedagógica.
Surgido en 1987 en una casa de madera y chapa sobre pilotes, tuvo de primeras salas una cocina, un aula y una peluquería, que dejaron de ser escenografía para tomar vida con vecinas cocinando, visitas escolares y un peluquero narrando el oficio.
La institución se vivificó con testimonios de los pobladores. El archivo fónico cuenta con 560 cintas. Los relatos funcionan como resistencia al olvido. El museo funciona como caja de resonancia de voces que se yuxtaponen y se potencian. En la sala del ferrocarril un maquinista de La Fraternidad cuenta la huelga en 1951 mientras se oye el discurso de Eva Perón el día de nacionalización de los ferrocarriles.
Una actividad importante del museo es su labor editorial con publicaciones cuyo diseño alternan el formato de libro con el de cuaderno, el poster, el folleto, la postal. Incluso se llegó a editar un álbum de figuritas con los íconos que guarda la institución y un periódico denominado El Puerto.
Rey del Chupín Entre otros materiales gráficos se observan hojas con recetas y anécdotas, cuadernos de los vecinos, una crónica de la época de las cantinas (con la historia del Rey del Chupín), un libro de cocina judía, diarios de inmigrantes, el relato de la construcción de una cocina a leña que todavía funciona, las andanzas del hielero del pueblo y la historia de amor de un peluquero. Con estas ediciones las historias regresan a la comunidad y vuelven a generar en las personas el deseo de contar.
Una de las perlas del museo está en la sala del Tren, donde hay una fotografía de ferroviarios comiendo tallarines en la locomotora. La imagen fue tomada en 1929.
El museo de Ingeniero White (alguna vez llamada Puerto de la Esperanza) privilegia objetos de la vida cotidiana con los que arma un collage de historias de vida; una obra teatral donde los personajes -una tabla de picar carne, un vestido negro de novia, un mascarón de proa, un pupitre de escuela, una brújula- cuentan ni más ni menos que la historia de la inmigración, sus sueños, esperanzas, luchas, alegrías. enviar nota por e-mail | | |