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 domingo, 14 de marzo de 2004

Buenos Aires: Próceres enamorados
Una visita guiada al cementerio de La Recoleta recrea las historias románticas de destacados personajes, entre otros, José de San Martín y Mariano Moreno

Abel Sanabria

Los romances de José de San Martín y Remedios de Escalada y de Mariquita Sánchez y Martín Thompson, entre otros, son comentados en detalle en visitas guiadas que todos los fines de semana se realizan en el cementerio de la Recoleta, donde descansan los restos de algunos de los protagonistas.

El Padre de la Patria y Mariano Moreno son los dos principales protagonistas varones de las historias que se relatan desde las 17, los sábados y domingos, en la necrópolis más antigua de Buenos Aires, mientras que entre las mujeres sobresale la vida amorosa de la dueña de la casa en la que se estrenó el Himno Nacional Argentino.

En tanto, Guadalupe Cuenca, la esposa de Moreno, y Regina Pacini, la mujer de Marcelo Torcuato de Alvear, se llevan los laureles con sus historias apasionadas y locas y un sutil toque de venganza.

El historiador Eduardo Lazzari, presidente de la Junta de Estudios Históricos de Buenos Aires (Jehba), organiza las visitas y recrea en forma amena los secretos que guarda la Recoleta.

Lazzari comentó que Guadalupe Cuenca, la joven de Chuquisaca que se casó con Moreno, no supo de la muerte de su marido en altamar hasta seis meses después y desde los 14 días de la partida le envió cartas de amor semanales, que aún se conservan. Con el paso del tiempo cada vez lo extrañaba más y las cartas eran más apasionadas, pero el cabecilla de la Revolución de Mayo había muerto en una forma que aún hoy es materia de debate.


Los amores de Mariquita
Mariquita tuvo dos amores. El primero fue Martín Thompson, el fundador de la Prefectura Naval Argentina, a quien conoció cuando era muy joven y para casarse con él fue la primera mujer que hizo un juicio a sus padres ante el virrey Sobremonte.

La dueña de la tertulia donde se gestó la Revolución de Mayo tuvo cinco hijos con su marido, quien fue también el primer delegado argentino ante el gobierno de los Estados Unidos y mandó la primera constitución de ese país a la Argentina.

Thompson enloqueció en Estados Unidos y su esposa lo mandó a buscar con su hijo Juan, de 20 años, pero el capitán del barco en que volvían lo dejó morir de hambre en el Atlántico cerca de donde falleció Moreno, frente a las costas del sur de Brasil.

Mariquita, tras tres años de estar sola conoció al primer cónsul francés, Juan Baustista de Mendeville. Se casó sin respetar el tiempo del luto y tuvo un primer hijo con él a los siete meses de matrimonio.

Mendeville tuvo dos hijos más con la heroína de la Revolución pero después la abandonó y 20 años más tarde murió en Francia, ya que la pareja no tuvo una buena relación.


Remedios y el Libertador
Remedios de Escalada de San Martín conoció al Libertador muy joven: a los 15 años, y se casó con él en la iglesia de La Merced. Después lo acompañó a Cuyo, donde nació su hija Merceditas y con las mujeres de la zona organizó a las Patricias Mendocinas, que juntaron fondos para pagar el cruce de los Andes que los volvió a separar.

En Buenos Aires, Remedios se instaló en la estancia que tenían en el actual barrio de Parque Patricios, frente a la cárcel de Caseros, delante de lo que fue el cementerio del sur, que hoy es el Parque Ameghino.


La cantante y el presidente
Casi 70 años después irrumpió en la vida de los argentinos Regina Pacini, cantante lírica, hija de un barítono y una tenor, con tono de soprano, nacida en Lisboa, quien cantó en cuatro temporadas con Enrique Caruso en Londres, antes de casarse con Alvear.

En 1899, la mujer llegó a Buenos Aires tras cantar en el teatro Solís de Montevideo y aquí se presentó en el viejo teatro de la Opera de Buenos Aires, donde hoy está el cine, y allí conoció al presidente radical.

Máximo Marcelo Torcuato de Alvear se enamoró perdidamente de ella y la persiguió por todo el mundo, durante ocho años hasta que la vocalista aceptó casarse con él, al parecer, debido a la cantidad de rosas que le mandaba a su camarín tras cada función.

Alvear se gastó en la persecución casi toda la fortuna que heredó de su abuela, pero en Buenos Aires, la oligarquía rechazó a la mujer por ser una artista y se casaron solos, sin un amigo, en el Jockey Club, en 1912.


Gran reina argentina
Después, su marido fue electo diputado y embajador en París hasta que en 1922 lo eligieron presidente, cuando recorría Europa, por lo que el rey de Inglaterra, Jorge V, dijo que "al fin la Argentina va a tener un gran presidente y una gran reina".

Como primera dama fundó la Casa del Teatro, por lo que la sala se llama Regina, y tras la Revolución del 30 perdieron toda su fortuna, fueron a vivir a don Torcuato y Alvear murió en el 42. Allí ella comienza su venganza.

Primero hizo que un gobierno conservador permitiera que se vele al ex presidente en la Casa Rosada y después le entregó a su mucama la lista de personas que la rechazaron y no les permitió llegar hasta ella para darle el pésame.

El rechazo incluyó a su propia cuñada, María Unzué de Alvear quien no la recibió nunca y murió poco después que el ex presidente por el disgusto que le dio.

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