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 domingo, 14 de marzo de 2004

Jujuy: Pasión en la Puna
Los pobladores reviven las tradiciones religiosas en Semana Santa

En los pueblos jujeños de la Puna ya están preparando la Semana Santa (que este año será entre el 8 y el 11 de abril), días en que las costumbres y las tradiciones reflejan la idiosincrasia profundamente religiosa de los habitantes de la región.

Las mujeres de Tilcara preparan en estos días las celebraciones y los ingredientes de las exquisitas empanadas que amasarán con carne especiada y papas andinas.

Los tilcareños saben que su Semana Santa es muy especial, tanto que fue declarada de interés nacional, por lo que muchos turistas llegarán para participar de la peregrinación que va por las ermitas del camino.

Las ermitas son las estaciones del Vía Crucis. Son obras de amor hechas con flores, hojas, semillas y frutos de la región.

El Viernes Santo, después de la procesión del Cristo Yacente, ya con la conmemoración religiosa en su cénit, las estaciones se iluminan cuando la noche cae lentamente sobre la localidad de Tilcara, "lugar del buen cuero", en quichua.

Mientras tanto, desde Tumbaya unos veinte mil creyentes peregrinan hacia Punta Corral, al santuario de la virgen de Copacabana, que está a 4 mil metros de altura, de donde regresan el domingo de Ramos con la imagen de la santa en andas.

La procesión de Semana Santa, que viaja 24 kilómetros de tierras escarpadas, es acompañada por la música de los sikuris, para que la virgen presida las celebraciones pascuales en su iglesia.

Poco antes de llegar, en la orilla del río Grande, se realiza la ceremonia de bendición de los ramos. Recién entonces la virgen de Copacabana ingresará a la histórica iglesia de Tumbaya, construida en 1796, donde se conservan pinturas de la escuela cuzqueña y piezas de orfebrería.

Cerca de allí está la fuente de agua que recuerda el paso por esa comarca de San Francisco Solano y una estatua del santo.


Yavi
En Yavi la religiosidad del Viernes Santo se centraliza en la iglesia y en su representación del Monte Calvario, con un cristo de brazos articulados a quien después de celebrada la Pasión, ya sin los clavos, se lo coloca en un sepulcro.

Durante la Semana Santa en Yavi, lugar cercano a La Quiaca, una suerte de oasis en la aridez de la Puna, los integrantes de las "doctrinas" comienzan a bajar de los cerros, vistiendo hábitos y portando antorchas que iluminan el camino.

Bajan entonando cánticos religiosos con salmos y alabanzas que adoptan el son de las coplas, mientras los promesantes cantan con ellos y exhiben coloridos farolitos de papel, flores y rosarios. En Yavi también se realiza una de las tradicionales Ferias de Pascuas, donde se pueden trocar sombreros, barracanes, ollas y tejidos, sal, charqui y frutas secas.


Ruta al Alto Perú
La historia cuenta que en ese lugar por el que pasaba la ruta al Alto Perú, en 1690 se construyó una imponente iglesia dedicada a San Francisco, de líneas simples y bellas, con el púlpito, los altares y los retablos recubiertos de oro a la hoja.

Años después la corona española le otorgó al encomendero de turno el título de Márquez de Tojo y Yavi, cuya residencia, ahora llamada la Casa del Márquez, es uno de los lugares más visitados.

Y también en Yavi, a fines del siglo XIX, después de la guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana, los nativos protagonizaron un levantamiento para recuperar sus tierras.

En la procesión del Viernes Santo en Huacalera, la posta colonial más antigua, afloran las costumbres y tradiciones españolas, como la de iluminar las calles con antorchas y mostrar el ingenio y la creatividad en sus ermitas.

Huacalera, casi sobre la línea del trópico de Capricornio, tiene una iglesia del siglo XVII que es una joya de la arquitectura colonial, donde se exhibe el Casamiento de la Virgen, una pintura de la escuela cuzqueña, única en su temática.

Allí están, como testimonio de los tiempos pasados, el molino que levantaron los jesuítas y el pucará de Molla. (Télam)

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